Diario de León

Bispo saca billete para La Bañeza en el Dakar

Alexandre llevará el nombre de la ciudad al raid más duro del mundo, en el que ejercerá como embajador de la capital del motor

La montura luce el escudo del Moto Club Bañezano. FERNANDO OTERO

La montura luce el escudo del Moto Club Bañezano. FERNANDO OTERO

León

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Alexandre Bispo debutaba en el Dakar 2020. Lo hacía haciendo patria leonesa, de La Bañeza y San Esteban de Nogales. Las dos localidades que lleva en el corazón. Porque a pesar de que por los destinos de la vida nacía en Francia a donde emigraron sus padres en plena juventud, su corazón late con fuerza cuando pisa la tierra de sus raíces. «Esta tierra la llevo en la sangre y desde niño paso muchos días en ella. Aquí me bautizaron e hice la primera comunión. Y cada verano disfrutaba de sus gentes... Y del Gran Premio de La Bañeza», apunta. Una carrera que ha disputado hasta en siete ocasiones (este año ha quedado en blanco por la pandemia).

Por eso cuando el pasado año ponía pie en el raid más importante del mundo, una carrera tan exigente como especial, decidía hacer patria llevando en su montura el escudo del Moto Club Bañezano. Y el nombre de la localidad de San Esteban de Nogales. La pena es que no pudo acabar, algo que intentará en el 2021. Y también con su tierra como protagonista en una moto que él mismo se ha pagado de su bolsillo y repitiendo su mensaje de superación. «En su día yo padecí leucemia y lo he superado. Por eso quiero que con lo que hago la gente que lo pasa mal puede mirar hacia adelante y luchar por superarse. Si te esfuerzas lo consigues», apunta.

Ilusionado y buscando poder completar la infraestructura para acudir al Dakar en la mejor predisposición, Bispo cuenta con el apoyo incondicional del Moto Club Bañezano con su presidente Francisco Javier Morla a la cabeza. Y de La Bañeza con el Ayuntamiento que de la mano de su alcalde Javier Carrera no ha querido dar la espalda a este proyecto que con el deporte como cauce conlleva otros compañeros de viaje como el esfuerzo de superación... y también se convierte en un embajador en el mejor escenario posible de la ciudad como capital del motor.

«Me siento identificado con esta tierra y para mí es un orgullo poder ejercer de embajador de ella», apunta Alexandre en un perfecto español, incluso con acento leonés a pesar de que apunta entre sonrisas que «a veces alguna palabra se me escapa o la pronuncio mal». También con los patrocinadores, entre ellos el propio Ayuntamiento bañezano, «que hacen posible que el sueño se convierte en realidad». Toda ayuda es bienvenida para un piloto que el año pasado invertía nada menos que 55.000 euros para poder estar presente en el raid africano. «Cuando tomas parte en una prueba como esta no lo haces para ganar dinero sino para demostrarte que puedes superar las adversidades», precisa. Y más haciéndolo en el formato cuya esencia es la del originario Dakar. No cuenta con asistencias. Él lo hace todo. Desde pilotar a cambiar las ruedas o arreglar cualquier desperfecto que un terreno tan duro puede provocar en la moto. «Para mí lo esencial es acabar. No busco más. Y eso ya es de por sí algo muy complicado». Más que nada porque Alexandre viaja al Dakar con su moto y un baúl en el que guarda lo esencial para la mecánica, un par de ruedas y una tienda de campaña para poder descansar cuando acaba cada etapa. A veces no eso porque al no contar con asistencia hay días que llega al punto de encuentro bien entrada la noche. Y hay que poner nuevamente a punto la moto para la jornada siguiente que comenzará unas pocas horas después.

Eso lo da igual a Bispo, un bañezano más de San Esteban de Nogales para el que lo más duro del Dakar es en gran medida la cara psicológica que representa afrontar un desafío deportivo tan exigente y con tantas horas de soledad. «Hay que estar preparado a nivel mental porque sufres mucho. Pero también hay que contar con otros condicionantes que pueden convertirse en un enemigo cruel como la dureza del terreno o el anochecer que llega demasiado pronto, casi siempre en plena carrera».

Aún así volverá a repetir en la edición de 2021, con el respaldo de La Bañeza y de alguna ayuda más que espera conseguir. «Quiero escribir mi historia como estoy haciendo con el Gran Premio de La Bañeza. No voy a ganar el Dakar, pero sí puedo convertirme con el paso de los años en el piloto que más veces lo ha corrido», precisa Bispo que no quiere olvidarse de su amiga Edwige que le ayudó a embarcarse en esta aventura junto a su sello, Expresso Racing. Y con La Bañeza y San Esteban de Nogales en el corazón.

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