Diario de León

Fútbol | Liga de Campeones

Bofetada a un Madrid insulso

Real Madrid 2 Shakhtar 3. Los de Zidane dilapidan la primera  parte y se ponen cuesta arriba la fase de grupos pese a su arrebato de orgullo tras el descanso

Marcelo y Asensio, cabizbajos tras uno de los goles encajados por el Madrid frente al Shakhtar. JUANJO MARTÍN

Marcelo y Asensio, cabizbajos tras uno de los goles encajados por el Madrid frente al Shakhtar. JUANJO MARTÍN

Publicado por
Óscar Bellot
León

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Al Real Madrid sigue subiéndole la fiebre a las puertas del clásico. El equipo de Zidane volvió a patinar por segundo año consecutivo en su estreno en la Champions y se pone muy cuesta arriba la fase de grupos tras ceder ante el Shakhtar Donetsk (2-3) su segunda derrota consecutiva en el estadio Alfredo Di Stéfano. Tras dilapidar de nuevo la primera parte con un derroche de indiferencia, a los blancos no les bastó con su arrebato de orgullo tras el descanso y consumaron otro fiasco continental sin Sergio Ramos, cuya ausencia se ha convertido en sinónimo de desastre absoluto.

Dicen que los experimentos se hacen con gaseosa. Zidane los realizó ni más ni menos que con el vino de la máxima competición de clubes. Desplazó a Mendy al costado derecho y prescindió del intocable Benzema para darle a Jovic otra oportunidad de remontar el vuelo. Reclutó también a Rodrygo, quien sabe si un signo de que Vinicius será el elegido en el clásico. El resultado fue un despropósito monumental.

Porque los blancos saltaron al pasto con la misma abulia que frente al Cádiz. Ni rastro en el trece veces rey de Europa de aquel bando granítico que le echó el lazo a la Liga en julio. Pésima noticia ante la lacerante escasez de recursos ofensivos que arrastra desde la fuga de Cristiano. Proliferan entre sus huestes futbolistas de pie fino, pero escasea el atrevimiento y el desequilibrio, lo que condena infinitos ataques a la irrelevancia.

La inclusión de Valverde y Casemiro debía suponer un chute de energía, pero la presión volvió a ser descoordinada. El Shakhtar campaba a sus anchas. Los ucranianos lucían la capa de víctima propiciatoria, con ocho futbolistas fuera de la convocatoria por la covid. Pero el Madrid le puso la alfombra y la pisaron con garbo. Kornienko retrató la enfermedad blanca arrancando desde el costado izquierdo y penetrando en el área mientras la defensa del Madrid bostezaba. La bola le cayó a Tete, que degustó el caramelo para abrir la lata.

Solo la ausencia de público aliviaba el campeón español, que de otro modo habría sentido la respuesta iracunda de la grada. Ni amago de rebeldía en el Real Madrid. El puente levadizo estaba bajado y Tete asaltó de nuevo una fortaleza que se desmoronaba. Rechazó Courtois su latigazo, pero Varane, en su intento de que Dentinho no rematase, lo embocó a la red. La Champions se ha convertido en una pesadilla para el francés, que revivió el tormento de hace dos meses y medio en el Etihad. Porque Tete dejó tieso poco después a Marcelo con un taconazo y Solomon puso el esférico en la esquina para colocar un humillante 0-3 al descanso. El Madrid era un solar en defensa sin Ramos y un páramo en ataque, con Rodrygo timorato y Jovic desaparecido. El paulista ha perdido la frescura con la que aterrizó en Chamartín y fue el primer sacrificado para dar paso a Benzema. Bien podría haberle tocado a cualquier otro, porque el equipo de Zidane sucumbía por incomparecencia.

Abrió la espoleta Modric con un golpeo majestuoso desde la frontal y tocó a rebato Vinicius birlándole la cartera a Marlos para dejar el empate a tiro. El carioca acababa de salir por Jovic y dejó claro que cualquier minuto que le robe el serbio es un chiste de mal gusto por parte de Zidane. Dos goles en cinco minutos y media hora por delante. Todo un mundo. Pero el Real Madrid soltó a su presa para bajar pulsaciones y se quedó a unos metros de la orilla. Llegó a marcar Valverde el tercero, pero Vinicius, en fuera de juego, interfería en la visión del portero y el VAR anuló lo que habría sido un empate injusto. Si el Cádiz disparó las alarmas, el Shakhtar declaró el estado de excepción.

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