Diario de León

FÚTBOL | LIGA DE NACIONES

Borja Iglesias se gana a Luis Enrique

El delantero del Betis conquista un puesto con España a sus 29 años

Borja Iglesias, ayer durante el entrenamiento de la selección. P. B.

Borja Iglesias, ayer durante el entrenamiento de la selección. P. B.

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En 2013, Borja Iglesias (Santiago de Compostela, 1993) tenía 20 años y jugaba en Segunda B. Tras pasar por las canteras del Valencia y el Villarreal, el delantero gallego encaraba una nueva etapa en otra cantera ilustre, la del Celta de Vigo, como la última oportunidad para dar el salto a la elite o instalarse ya como un jugador destacable en la categoría de bronce del fútbol español.

Por aquel entonces, mientras el Panda comenzaba a ganarse el pan como ariete del filial celtiña, Luis Enrique asumía las riendas del banquillo de Balaídos tras un paso convulso por la Roma. Cosas del fútbol, nadie podía imaginar que casi una década más tarde el entrenador asturiano sería seleccionador español y el gallego formaría parte de su última lista de convocados antes de la definitiva para el Mundial de Catar.

En el tramo final de aquella campaña 2013-14, Borja Iglesias formó parte de algunos entrenamientos del primer equipo vigués, dirigidos por Lucho, pero las trayectorias de ambos serían muy divergentes a partir de entonces. Mientras el técnico conquistaba el triplete con el Barça en la temporada 2014-15 y estiraba su etapa en el Camp Nou hasta 2017, el delantero siguió compitiendo por los campos de bronce del norte hasta explotar con 34 dianas en 39 partidos en el curso 2016-17, en el que el Celta B fue uno de los gallos de la categoría y peleó por el ascenso a Segunda.

A partir de ahí, el salto a la categoría de plata en el Zaragoza. En La Romareda, a la que ahora vuelve con La Roja y donde tendría un especial simbolismo debutar como internacional, deslumbró en su estreno en el fútbol profesional. Hasta 43 encuentros entre Liga, playoff de ascenso y Copa del Rey, con 23 goles en el zurrón en una campaña de gran recuerdo en la capital aragonesa. No resulta extraño que en tierras mañas dejase su sello indeleble un jugador que ahora regresa por la puerta grande. «Allí he vivido momentos emotivos y muy bonitos y seguro que es especial. Me han demostrado muchas veces y de muchas formas su cariño», recordó el Panda.

«Es difícil hablar de uno mismo. Yo intento aprender cada día, mejorar en aspectos en los que antes tenía muchas carencias. Estoy todavía en un proceso de mejora y lo disfruto mucho. Tengo además la suerte de jugar en un equipo que funciona bien y eso hace que esté hoy aquí», analizó el Panda.

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