Diario de León

Brasil juega al ritmo del leonés Diego Vidal

Entre el sueño y la terapia. Hace cinco años probó por primera vez este deporte con el León Rugby y ahora disfruta de internacional con los ‘tupís’ entre la élite

MATÍAS MATUS/ÁLEX GARRIDO

MATÍAS MATUS/ÁLEX GARRIDO

León

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El deporte es una buena terapia tanto a nivel físico... como mental. Para Diego Vidal esta aseveración es ley, y también la puerta que abrió de par en par las ilusiones de este leonés nacido en Puente Domingo Flórez al rugby, hasta el punto de llevarlo en apenas siete años a defender la camiseta de la selección de Brasil, país del que es originaria su madre.

Pudo ser España pero al final el destino ha llevado a Diego a hacer realidad un sueño que lo sacó de la pesadilla en aquel año 2017 cuando su hermano lo ‘apuntó’ a un equipo, el León Rugby Club. «Fue gracias a él como empecé a conocer un deporte que poco a poco me ha entrado en las venas y se ha convertido en algo que da razón a mi vida», precisa Diego. Y eso que ese mismo años su hermano dejaba la competición a causa de una lesión.

«En ese momento el rugby fue una importante vía de escape a nivel mental para mí. Estaba pasando unos malos momentos y me ayudó a cambiar de camino y labrarme el más adecuado. Dejé la Universidad de Salamanca y me matriculé en la de León». Fue el primer paso para un jugador que apenas cinco años después saltaba al terreno de juego enfundado en la camiseta de ‘los tupís’ de Brasil. Nada menos en el Tres Naciones suramericano con triunfo frente a Colombia. Una fecha que Diego Vidal no olvidará nunca.

Y tampoco un camino que desde aquel 2017 ha encontrado numerosas estaciones de parada y crecimiento tanto deportivo como personal para Vidal. «No puedo olvidarme de todo lo que ha pasado hasta llegar a donde estoy ahora. Ni de ese primer año en el León Rugby donde dos lesiones de clavícula me impidieron jugar lo que quería, ni tampoco del año siguiente en el que ya todo rodó de una manera adecuada», apunta David para el que el paso por el club leonés cambió y dirigió su vida hacia el balón oval. «Después de mi etapa en el León Rugby Club surgió la oportunidad de realizar un Erasmus y para mí también la de viajar a Turín. Allí hice una prueba por el equipo de la ciudad que jugaba en la Serie A. Y a pesar de mi poco tiempo en el rugby logré entrar».

La experiencia también fue enriquecedora a pesar de los contratiempos (temas de pasaporte y la pandemia). De nuevo vuelta a España y nueva experiencia, en este caso en uno de los clubes más relevantes a nivel nacional del rugby, El Salvador de Valladolid. Fue en su último año de carrera. «Fue un año que también me marcó. Y sin duda una de las personas que lo hicieron fue la de mi entrenador aquel año. Además jugar al lado de Vicente del Hoyo, Víctor Sánchez o Martin Du Toit fue un sueño hecho realidad». Aunque tuvo la opción de seguir en uno de los referentes nacionales del deporte oval Diego decidía hacer las maletas para trasladarse a Irlanda del Norte. Allí también en uno de los clubes punteros el Ballynahinch RFC demostraba su calidad. Hasta que una nueva lesión de clavícula lo llevaba al dique seco. «Menos mal que ahí estaba el doctor Jesús Fernández y el fisio Javier García Toral. Era mi tercera lesión de ese tipo y pensé que todo se acababa. Pero sus manos mágicas lo impidieron por suerte para mí».

Y de paso también posibilitó su paso a internacional de este deporte. «Fue en las navidades del pasado año cuando al ver que con España tendría pocas posibilidades mandé un email a la Federación de Brasil explicándole que soy español pero por mi madre, de origen brasileño, también puedo jugar con dicho país. En apenas dos semanas me respondieron y de ahí a todo esto que está pasando». Y lo que debe llegar. Lo primero la participación en el torneo de selecciones ARC en el que también toman parte Chile, Canadá, Argentina, Uruguay y Estados Uindos. Luego, ojalá para él en un futuro, el Mundial. Su gran sueño.

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