Diario de León

Atletismo

Camino del Salvador, reto con sello y éxito leonés

Justo Fernández y Jesús Oblanca cumplen su objetivo de unir las catedrales de León y Oviedo A la meta sólo pudo llegar el primero

León

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Justo Fernández y Jesús Oblanca tenían decidido salir y llegar juntos en su proyecto común entre León y Oviedo corriendo. Por delante 120 kilómetros entre dos símbolos de ambas ciudades, su catedral. No importaba el tiempo y menos si uno lo hacía unos segundos antes. Lo importante era llegar para demostrar que con ilusión... y también trabajo, se consiguen muchas cosas. Asfalto, caminos, noche, sol, frío, lluvia y hasta niebla. Todos estos condicionantes rodearon su aventura que concluía con final feliz para Justo en el pórtico de la seo asturiana mientras que Jesús, a pesar de aguantar los avatares físicos, tuvo que dejarlo a 30 kilómetros para el final. Daba lo mismo. Al menos uno de los dos protagonistas lo había conseguido. Y eso era lo que importaba.

Con 120 kilómetros por delante en pleno Camino del Salvador o camino del norte. Justo y Jesús ponían nombre y fecha a una iniciativa que para dos atletas como ellos representaba un aliciente. Después de varios meses de preparación todo estaba preparado para la noche del viernes al sábado. A las 00.00 horas justas comenzaban su camino. Al trote y con zancadas de ilusión, estos dos integrantes del CD Coyanza. Lo hacían dispuestos a llegar juntos a la meta. Y los primeros kilómetros así lo auguraban a pesar de que a Jesús los problemas físicos empezaban a amenazarle.

Los primeros kilómetros tuvieron como condicionante no sólo la oscuridad de la noche. También una temperatura que respecto al día había bajado de manera considerable. Daba lo mismo. Y eso que la dureza fue mayor de la esperada. Pero por delante quedaban más de un centenar de kilómetros que había que afrontar. Como ayuda, en los avituallamientos Marcos y Vicente a los que se unía otro amigo y compañero de actividad deportiva Francisco Javier Martínez Alegre. Fueron sus ángeles de la guarda como apunta Justo. «Uno puede cumplir su sueño o no. Pero siempre que lo intenta y también a la hora de celebrarlo hay que acordarse de todos los que lo hacen posible y se encuentran en un segundo plan. Si he llegado a Oviedo y cumplido este objetivo además de Jesús con el que por desgracia no pude completar los últimos 30 kilómetros a pesar de que fue un titán aguantando los problemas físicos que padecía, también están Marcos, Vicente y Happy (como cariñosamente llama a Francisco). Y todos los que nos han apoyado, con nuestras familias animándonos».

La labor de intendencia para que Justo y Jesús pudieran realizar el trayecto tuvo también como indispensables a Marcos y Vicente para afrontar los 120 kilómetros. DL

Sobre el trayecto Justo apunta que «fue duro. Y eso a pesar de que lo conocíamos y eso tal vez ayudó en algo a solventar algún problema. Pero no todos porque al final eres tú el que tienes que responder». Y precisa que «hasta Pajares la cosa fue bastante bien si así se puede calificar. Pero a partir de ahí se complicó tanto en el puerto como el pueblo con un terreno que parecía una ratonera, con mucho sube y baja. Fue tal vez el tramo más complicado, sin olvidar que a partir de Campomanes comenzaba el asfalto y ahí pasamos a afrontar como si de una maratón se tratase, con el consiguiente desgaste previo que teníamos. Tampoco nos faltó la tormenta y la lluvia en el trayecto», precisa Justo.

Para Jesús, a pesar de no haber podido llegar junto a su compañero y amigo, la experiencia «ha resultado muy positiva. Me alegro mucho por él. La lástima es que a mí a partir del kilómetro 50 me empezaron a dar problemas las rodillas y aunque aguanté otros 40 kilómetros más fue imposible dar más pasos. Aún así me alegro mucho por lo que de una u otra manera se ha conseguido. Y también por todo el apoyo que hemos tenido. Con tanta gente arropándonos. Ha sido unja experiencia imborrable. Y quizás en un futuro nos haga plantearnos otras». Una iniciativa que durante 120 kilómetros convertía en protagonistas a Justo y Jesús. Precisamente el primero se acordaba de otro leonés que también había completado hace casi 20 años este trayecto, Gelo. «Allí estaba para felicitarme en Oviedo. Y se lo agradezco mucho porque una vez más se demuestra el alma y el corazón del atletismo».

Justo Fernández junto a Francisco Javier Martínez Alegre. DL

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