Diario de León

Fútbol | Primera División

Casemiro pone líder al Madrid

Real Madrid 2 Sevilla 1 Los dos goles del brasileño alargan la fiesta blanca y neutralizan a un conjunto andaluz al que el VAR anuló un tanto

Publicado por
José Manuel Andrés | Madrid
León

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El sábado se presentaba de fiesta a orillas de La Castellana. El Real Madrid (2-1) llegaba al duelo frente al Sevilla con la inercia del título de la Supercopa de España conquistada en Arabia Saudí. El Sevilla, que suele ser un dolor de muelas para el Madrid al calor del Sánchez Pizjuán, se diluye tradicionalmente en el Santiago Bernabéu, donde suma una década de derrota tras derrota en Liga, con dolorosas goleadas incluidas, pero esta vez plantó cara y de qué manera. Sólo el acierto goleador de Casemiro, héroe inesperado en la faceta ofensiva, impidió que el equipo andaluz rascase algo ante un Madrid sólido, pero ni mucho menos brillante.

El Madrid notó la presión alta sevillista y sufrió horrores para hilvanar su juego en la medular. Tampoco el Sevilla estaba por la labor de arriesgar demasiado y profundizar por los carriles de Navas y otro viejo conocido blanco, Reguilón, por lo que no extrañó que los primeros minutos del partido transcurriesen por los cauces del juego anodino en el centro del campo, que apenas dejó espacio para un tímido disparo de Kroos, perfectamente blocado por Vaclik.

Con el paso de los minutos, el dominio del Madrid en el control del balón se fue haciendo insistente, pero también inocuo ante las imprecisiones en el pase y la ausencia de profundidad y rapidez en la circulación. El Sevilla, agazapado, esperaba su ocasión. Y vaya si la tuvo. Un saque de esquina botado por Banega lo remató a la red blanca De Jong, totalmente solo. La cuestión es que el neerlandés sacó partido de la ventaja que le dio un bloqueo al más puro estilo del baloncesto de Gudelj a Militao. El VAR avisó a Martínez Munuera, que sobre el césped no había visto nada punible, y el murciano consultó a través de las imágenes, que le hicieron cambiar su decisión para acabar anulando el tanto.

Más allá de que el gol sevillista no subiese al marcador, dejó un cuerpo extraño a la afición madridista, inquieta ante un partido que empezaba a arrojar mejores sensaciones en el bando andaluz. Ni rastro de Lucas Vázquez, Jovic o Rodrygo, inéditos en toda la primera parte, que murió con el Sevilla rondando la puerta defendida por Courtois, pero sin materializar esa presencia ofensiva en ocasiones de gol. La reanudación del partido redujo algo el entusiasmo sevillista, pero no incrementó el del Madrid, igual de bloqueado a la hora de crear juego que en los primeros 45 minutos. Con los blancos atascados y Jovic aislado cual náufrago en una isla desierta, resulta que el serbio apareció para inventarse una asistencia de tacón hacia Casemiro, que entró como un cuchillo en la mantequilla, entre una defensa blanda, para picar el balón por encima de la salida de Vaclik y adelantar al Madrid. Pese a la ventaja, Zidane no olvidó su plan de revitalizar el ataque de su equipo con la entrada de Benzema y Vinicius. Sin embargo, la tarde estaba desapacible para el público en lo climatológico y también en lo futbolístico, pues De Jong, ahora sí, materializó el empate en un remate de zurda ajustado al poste. El delantero sevillista se llevó el balón después de una jugada embarullada, en la que el Madrid reclamó una posible mano de Munir desde el suelo, pero esta vez el VAR no intervino.

Acción-reacción.

Casemiro, erigido una vez más en sostén blanco, aunque esta vez desde la faceta realizadora, cabeceó a la red un buen centro de Lucas Vázquez desde el costado derecho. El brasileño, eufórico y con el primer doblete goleador de su carrera en el zurrón, se lanzó a por el más difícil todavía y tuvo el ‘hat-trick’ perfecto en la mano mediante un remate con pierna zurda que se fue lamiendo el poste. El Sevilla acusó el golpe y apenas fue capaz de amenazar la ventaja blanca.

El Madrid, que tuvo el 3-1 en un remate de Kroos, alcanzó la orilla con el botín, en una tarde de oficio más que de brillo, pero que sirvió para prolongar la fiesta madridista.

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