Una ciudad en éxtasis.. y de ACB

Miles de leoneses vivieron en primera persona el ascenso de Baloncesto León en el año 1990. En esa ocasión tuvo que ser a unos cientos de kilómetros, en Lugo (el club fue sancionado sin poder jugar en el Palacio tanto en el tercer y decisivo partido contra el Andorra como en la siguiente y definitiva eliminatoria ante el Lliria).

Muchos más se dieron cita apenas 17 años después en el Palacio de Deportes, su casa, para vivir en primera persona una nueva gesta del club, volver a una categoría en la que los leoneses habían dejado su impronta años atrás. Fue una jornada muy especial que empezó a vivirse dos días antes cuando Baloncesto León lograba igualar la eliminatoria en Zaragoza.

Pero tocaba culminar la faena. Por apoyo no iba a quedar. Ésos dos días se vivieron con intensidad que alcanzaba una máxima dimensión el 26 de mayo. La llegada de los jugadores al Palacio fue el inicio de una fiesta que durante más de dos horas llenó hasta el último rincón del Palacio. ‘Nos vemos en ACB’, ‘A por ellos’... Gritos de ánimo a un equipo que respondió en la pista. A falta de poco más de un minuto la emoción era ya la máxima. La renta cercana a los diez puntos dejaba visto para sentencia el encuentro y el ascenso. Ese tiempo se vivió tanto en el banquillo como en la pista... y en la grada con una intensidad especial.

La eclosión de felicidad iba a llegar tras concluir el último cuarto. Ante una alegría desbordaba la pista se llevó de aficionados. Jugadores en hombros, banderas de León al aire y jugadores como Peterson, Urko Otegui y Bulfoni comandando las celebraciones. Y Aranzana, Joaquín y Bernabé como los más aclamados. León era otra vez de ACB.