Diario de León

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Contador sale vivo del infierno

El líder del Astana salva con acierto una etapa llena de trampas en la que Hushovd se llevó el triunfo, Andy Schlek recuperó tiempo y Lance Amstrong mostró debilidad

Alberto Contador (d) avanza sobre el adoquín durante la tercera etapa del Tour de Francia.

Alberto Contador (d) avanza sobre el adoquín durante la tercera etapa del Tour de Francia.

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Benito Urraburu | spa
León

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Los adoquines por lo que ayar transitó el Tour de Francia en su tramo final de la etapa (siete tramos a lo largo de 13 kilómetros), iniciaron un romance con Alberto Contador. Tratar de explicar lo que supone ese terreno para un ciclista liviano, de complexión menuda, que doblado podría tumbarse, y entrar en seis de ellos, se antoja complicado. Contador sufrió como no lo había hecho nunca subiendo un puerto. No lo dirá, se callará. Son esfuerzos distintos, todos duros. Cada adoquín resultó para él una penitencia, la entrada en un infierno en el que podía pasar de todo, donde nada se podía controlar, donde estaba vendido, a la intemperie, abierto a cualquier percance.

Se quedó sin Benjamín Noval cuando quedaban tres tramos de pavés por delante. Y sin Noval estaba huérfano, perdido, sin guía. El muro que tenía delante se derrumbó. Tuvo que comerse, con perdón, toda la mierda de la carretera, el polvo que le inundaba los pulmones, todo, mayormente solo, hasta que Vinokourov, al que se encontró por la carretera, que iba delante de él, le acogió en su regazo.

Contador es un superviviente de la vida, del ciclismo y también ha sobrevivido a las trampas que le ha puesto el Tour en los tres primeros días de carrera. Entró decidido, sin miedo, al menos aparente, en un terreno desconocido, desconcertante para él, en el que estuvo más cómodo de lo que pensaba. Hubo momentos en los que le vio suelto, con una pedalada ágil, centrado. Él fue uno de los grandes beneficiados de una etapa que ganó el noruego Hushovd y en la que Cancellara recuperó el maillot amarillo después de que el líder, Sylvain Chavanel, sufriese un pinchazo, primero, y tuviese que cambiar de bicicleta después.

Dos equipos, Saxo Bank y Cerveló, los más preparados para este terreno, aparecen como los más beneficiados de una batalla en la que no apareció la lluvia. No, los grandes beneficiados fueron Cadel Evans y Alberto Contador. También Andy Schleck, que está de nuevo en carrera, gracias a la generosidad de Cancellara camino de Spa. Andy Schleck estaba de pieArmstrong sufrió la carnicería que esperaba en carne propia, con pinchazo incluido, es cierto. Contador le aventaja en cincuenta segundos. Iván Basso, Carlos Sastre, Bradley Wiggins están por detrás de un Contador que sabe que no po drá confiarse.

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