Diario de León

Juegos de Tokio | K-2

Cubelos repite diploma en el Olimpo

El palista berciano se queda a tres peldaños de la medalla en la prueba del K-2 1000 en la que una irregular salida le impidió completar la remontada Mejora un puesto su actuación de Londres 2012

Paco Cubelos e Íñigo Peña en la final del K-2 1000 en la que cruzaban la meta en la sexta posición, con diploma pero sin medalla. MÉNDEZ

Paco Cubelos e Íñigo Peña en la final del K-2 1000 en la que cruzaban la meta en la sexta posición, con diploma pero sin medalla. MÉNDEZ

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Hace nueve años Paco Cubelos debutaba en unos Juegos Olímpicos. Lo hacía en Londres con un séptimo puesto en el K-1 1000. A la primera el reto de las medallas se le escapaba al palista de raíces bercianas. Por su juventud aún tenía camino por delante para poder enjugar ese sabor agridulce que le reportó entrar en una final pero no poder poner la guinda.

Cuatro años más tarde y a pesar de sus méritos se quedaba a las puertas del billete para Río. El tiempo pasaba y el sueño de colgarse una presea olímpica se complicaba. Pero para todo un subcampeón del mundo nada es imposible y este año, eso sí en el K-2 1000 y junto al guipuzcoano Iñigo Peña, las puertas del Olimpo volvían abrísrseles de par en par. La oportunidad de disputar unos Juegos, en este caso sus segundos, era una realidad. Daba igual haber esperado un año tras el aplazamiento de la cita japonesa de 2020 a 2021 a causa de la pandemia. Cubelos quería ser protagonista sobre la piragua en un escenario tan especial. Llegaba dispuesto a lo máximo. Por calidad y estado de forma lo tenía en su mano. Pero al final el tren ha parado en una estación más temprana... y al menos hasta París no volverá a darle una oportunidad para que, ya a la tercera, pueda saborear las mieles de un metal olímpico.

Triunfo australiano

Van de Westhuyzen y Thomas dominaron la final de principio a fin para hacerse con el oro

Ayer ese sueño, aunque sea de manera momentánea se diluía para el palista de ascendencia ponferradina. Y eso que llegaba junto a Peña con la vitola de subcampeones del mundo. Pero el pasado no vale de mucho si en el presente no se logran los objetivos. Y ese reto de acabar en el podio se tornaba en un agridulce sexto puesto en la final del K-2 1000 tras una puesta en escena que no fue la esperada. Para ellos y los que confiaban en un lugar entre los elegidos.

No parecía presagiarse ese desenlace tras las eliminatorias del miércoles en las que el dúo español lograba cruzar la meta en la primera posición sólo inquietado, aunque a cierta distancia, por la embarcación china. Como recompensa, el pase directo a las semifinales sin tener que hacer frente a la reválida de los cuartos de final.

Por la calle ocho

El cuarto puesto en su semifinal llevó a Cubelos a salir por una de las peores calles, la octava

En la antesala de la final las cosas no iban a salirle según el guión que habían diseñado. Si bien su billete para la final lo alcanzaban en una carrera con muchos gallos, entre ellos los grandes favoritos, los campeones del mundo Hoff y Schopf, este se lograba con algo de sufrimiento al finalizar cuartos y en la última de las posiciones que permitían luchar por las medallas. Además con ese lugar la calle asignada iba a ser la ocho, una de las peores en las que la circulación a causa del viento reinante no era la idónea. Y eso fue también otro argumento que jugaba en su contra. Escamados por la irregular salida de las semifinales que les obligó a una extenuante reacción en los 500 metros finales, Cubelos y Peña apretaron los dientes y con una palada más consistente intentaron aplicarse en los primeros metros. A su lado los chinos que a diferencia de las dos anteriores cribas parecían más apagados. Y eso tampoco ayudó a poder contar con referencias.

A la tercera...

El palista berciano buscará resacirse dentro de tres años en los Juegos de París

Pero daba igual. Al menos en ese primer tramo transitando a paso por los 250 metros en la quinta posición de una carrera en la que los australianos y a la postre campeones, Thomas y Van der Westhuyzen, tomaban el mando. La situación parecía pintar mejor que en las semifinales pero las condiciones se iban a tornar en contra en el ecuador de la prueba. A falta de 500 metros el berciano y su compañero ‘viajaban’ en la séptima posición. El escenario se tornaba gris y a pesar de su fortaleza en los metros finales apenas les valió para mejorar una plaza y situarse e la meta sextos. El Olimpo deberá esperar, al menos hasta París 2024.

Decepcionados

«Era el año que mejor estábamos», lamentó Paco Cubelos con el sabor amargo que le dejaba el no poder colgarse una presea olímpica en su segunda experiencia en unos Juegos. «Hemos estado peleando con todo después de salir a disputar la carrera y estuvimos cerca luchando siempre con los mejores», añadió.

El palista de raíces ponferradinas recordaba que en una final olímpica «nadie regala nada» y que «hay que estar con la cabeza alta». «Seguramente dentro de unos días valoraremos esta sexta posición como un resultado muy bueno aunque ahora nos queda un sabor amargo al saber que podíamos haber estado en el podio y al final no ha sido posible», señaló.

«Estamos muy satisfechos de haberlo dado todo y haber hecho una regata, pero no ha sido suficiente para subirnos al podio», dijo por su parte Peña. «Hemos clavado lo que estaba planeado, pero al final el viento ha estado un poco caprichoso y, aunque no es excusa, nos ha alejado de los primeros puestos», consideró el vasco.

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