Diario de León

Fútbol | Fase de clasificación para el Mundial de Catar 2022

El debate regresa al campo

La balsámica goleada a Georgia pone el foco de España en las virtudes de Llorente o Soler, no en los gestos de Luis Enrique Kosovo, próxima parada de ‘La Roja’

Luis Enrique dando instrucciones a sus jugadores en el partido ante Georgia. JUANJO MARTÍN

Luis Enrique dando instrucciones a sus jugadores en el partido ante Georgia. JUANJO MARTÍN

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Georgia es uno de esos rivales que no permite extraer grandes conclusiones sobre el nivel de España, ya que la victoria e incluso la goleada se dan por descontadas y solo es noticia un batacazo. Sin embargo, el contundente triunfo logrado por la Roja en el Nuevo Vivero de Badajoz devuelve las aguas a su cauce y corta la marejada que produjo la derrota en Suecia.

El debate ha vuelto a la senda futbolística y se aleja de polémicas extradeportivas más propias de los tiempos de Javier Clemente en el banquillo español. Luis Enrique fue como futbolista uno de los pretorianos del técnico de Barakaldo y quizá por eso cuando llegan los malos resultados habla poco de fútbol y desvía la atención al señalar al periodismo como el enemigo más cercano.

Zanjada, o al menos apartada, la disputa sobre si al técnico español le llaman o no los informadores, asunto nada relevante más allá del respeto que siempre se debe existir entre protagonistas y críticos, lo fundamental es que España recuperó sensaciones y superó el bajón que produjo caer en Solna tras una Eurocopa para soñar con un futuro mejor. La primera clave es entender que España ni estaba muerta el domingo ni ahora hay que descorchar el cava. Es una selección joven, en transición, con idas y venidas, capaz de ganar, perder y sobre todo empatar con cualquiera si no tiene un buen día. No es un equipo de estrellas, hay bastante igualdad entre los convocados y el aspecto táctico y mental cobra gran relevancia.

El segundo detalle redunda en que Luis Enrique, guste o no, ejerce con personalidad. Hace lo que cree y lo que quiere, ajeno a presiones externas. Porque le pagan para eso y porque sabe que a los soldados hay que defenderlos sobre todo cuando se les ataca, insistió con Eric García y Aymeric Laporte como centrales. No parece una pareja de garantías para un gran campeonato, sobre todo en comparación con el tándem Sergio Ramos-Gerard Piqué, pero el gijonés no da su brazo a torcer.

La tercera consideración pasa por la posición de Marcos Llorente, letal ante los georgianos como interior derecho. Luis Enrique reculó en la Eurocopa y acabó con Azpilicueta de lateral derecho en lugar del madrileño, y ahora quizás haya concluido que Llorente es una fuente inagotable de generación de ocasiones en la demarcación donde le descubrió el Cholo Simeone.

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