Diario de León

Un papeleo que aleja a la infancia

Trece niños extranjeros de nueve equipos del fútbol base leonés esperan que una extensa burocracia les permita jugar

Dos de los trece futbolistas que esperan la autorización de la Real Federación Española de Fútbol para poder jugar de forma oficial con sus respectivos equipos sólo pueden entrenar o ver lo que hacen sus compañeros al carecer del permiso federativo para poder cumplimentar su licencia y comenzar a disputar sus partidos oficiales. MARCIANO PÉREZ

Dos de los trece futbolistas que esperan la autorización de la Real Federación Española de Fútbol para poder jugar de forma oficial con sus respectivos equipos sólo pueden entrenar o ver lo que hacen sus compañeros al carecer del permiso federativo para poder cumplimentar su licencia y comenzar a disputar sus partidos oficiales. MARCIANO PÉREZ

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La Real Federación Española de Fútbol es la encargada de velar por el desarrollo y promoción de este deporte, pero parece olvidarse de ello a la vista de la excesiva documentación que solicita para dar autorización a cursar la licencia necesaria y obligatoria para poder jugar por la normativa que impone la Fifa que puede incluso estar fuera de la legalidad vigente en la Unión Europea y con ella en España, pero sobre todo por el retraso en resolver los expedientes, con los perjuicios que ello conlleva para los clubes y, sobre todo para los futbolistas, dando a entender que en este país los hay de primera y de segunda en función de la nacionalidad.  

En León hay al menos trece futbolistas que todavía no pueden jugar pertenecientes a nueve clubes diferentes.  

Según pudo saber este periódico, Casa de Asturias, Atlético Pinilla, Ejido, Ribera Carrizo, Veguellina, Bosco, Juventud Villaquilambre, CD La Bañeza y La Bañeza FS están sufriendo este compás de espera que ya se alarga demasiado.  

«Llevamos dos meses esperando por la autorización de la Federación Española para poder cursar las fichas de esos niños pendientes de ella para poder jugar, y mientras el tiempo pasa la competición avanza y esto sólo genera frustración en el niño y en el club», manifiesta uno de los responsables de una entidad que está pendiente de que concluya un papeleo que cada vez es más insostenible.  

Es más, otro de ellos cree que «la normativa está conculcando las leyes de la Unión Europea y de España, porque hay libre circulación de personas y capitales y aquí se está pidiendo una serie de documentos que no deberían ser necesarios en virtud de esa libre circulación», manifiesta otro de ellos.  

Mientras esto sucede son los futbolistas las víctimas de la normativa pensada para la defensa de la infancia. Es de todos conocido que en los años 2013, 2014 y 2015 varios clubes españoles y europeos fueron sancionados por inscribir menores de edad extranjeros en sus canteras, con mucho ruido mediático, siendo multados y con prohibición de fichar en determinadas ventanas, a raíz de esos casos la Fifa modificó la normativa y la Real Federación Española envió a todos los clubes en 2015 una circular, la número 74, con la normativa a cumplir por todos los clubes para poder inscribir extranjeros menores de edad.  

Una normativa exigente presuntamente en defensa de los derechos de la infancia, que más que defensa parece un martirio, y que puede ir en contra de la protección de datos, al solicitar una declaración jurada de los padres del jugador, explicando las razones por las cuales se mudaron a España desde su país de origen o residencia anterior, cuando hay libre circulación dentro de los países miembros de la Unión Europea, con los mismos derechos y obligaciones que los nativos , o el contrato completo de trabajo del padre y la madre, en el que debe constar el nombre del empleador, dirección, nombre y apellidos del empleado, descripción del puesto de trabajo, detalles de la remuneración, fecha de inicio del trabajo y condiciones de validez, además de una explicación con respecto a los medios y manutención o económicos de los padres. Pero con todo ello, lo peor en la tardanza en solucionar estos casos porque el tiempo pasa y los niños no juegan.

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