Diario de León

Fútbol | Clasificación para el Mundial de Catar

España salva los muebles in extremis

Georgia 1 España 2 La selección naufragó en el primer tiempo pero remontó en la segunda parte gracias a que fue mucho más intensa en ataque tras los cambios de Luis Enrique

Los jugadores tuvieron que aplicarse en la segunda parte para darle la vuelta al marcador frente a los georgianos. ZURAB KURTSIKIDZE

Los jugadores tuvieron que aplicarse en la segunda parte para darle la vuelta al marcador frente a los georgianos. ZURAB KURTSIKIDZE

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Moría el partido de Tiflis de nuevo con más pena que gloria para esta España experimental, de medio pelo, cuando Dani Olmo recurrió a un argumento de los de antes, el tiro lejano (1-2), para pegarle con el alma y sorprender al portero local. Remontó España en la segunda mitad, con una buena versión de Pedri, Jordi Alba y los goles de Ferrán Torres y el versátil jugador del Leipzig, aunque todo el honor para Georgia, que murió en la orilla pero en algunas fases sacó los colores a una España que mejoró con los cambios en la segunda mitad. Reacción de orgullo que ahuyenta los fantasmas, le cambia la cara a Luis Enrique y deja a su combinado segunda de grupo. Menos mal porque en el descanso se veía en peligro hasta la clasificación para el Mundial de Catar 2022.

La puesta en escena evidenció que Luis Enrique iba de farol y solo intentaba levantar el ánimo de sus jugadores al afirmar que estaba «hiperorgulloso» de ellos y que jamás había visto defender en su carrera de entrenador a uno de sus equipos como la selección ante Grecia, que apenas pasó del centro del campo, se acercó una vez y logró un gol tras un empate pueril cometido por Iñigo Martínez. Cuando un técnico está realmente tan satisfecho con el rendimiento de sus elegidos, puede rotar pero no es normal hacer una revolución en el siguiente partido. Y España salió a escena en Tiflis con siete cambios respecto al once que inició el duelo de Granada ante los helenos. Pese a la revolución, esta España poco testada fue un desastre en la primera mitad. Generó poco peligro, siempre gracias a algunos chispazos de Bryan, Pedri y Ferrán y sufrió una enormidad en defensa ante un rival más rápido y valiente que Grecia.

Willy Sagnol, el técnico francés de Georgia, acertó al ordenar que encimaran a Busquets en cuanto recibiera el balón. No le dejaron girarse y el mediocentro del Barça, poco ayudado además por Fabián, fue incapaz de gobernar el juego español y marcar el ritmo que interesaba. Descontrol Con el juego descontrolado y numerosas pérdidas de balón en acciones no forzadas, La Roja permitió a los exsoviéticos envalentonarse hasta marcar. Kvaratskhelia, notable y rapidísimo centrocampista ofensivo del Rubin Kazan, fue una amenaza permanente. En sus dos primeras arrancadas, les sacó sendas amarillas a Diego Llorente y Pedro Porro. Y cerca del descanso, culminó con un merecedísimo gol una contra de manual, fatal defendida por España.

Con derrota y Unai Simon como salvador en una gran parada tras un cabezazo a la salida de un córner, España se fue al diván. Debió haber bronca de Lucho en el descanso y la selección salió más intensa. Sorprendió que quitase a Bryan para insistir con Dani Olmo, pero acertó. Sin el gaditano por delante, Alba profundizó mucho más. Así llegó pronto el empate, tras un centro del catalán que intentó rematar de espuela Morata y remachó Ferrán. Faltaba más de media hora para el final y acabada de entrar Thiago en lugar del intrascendente Fabián. Más lógico fue retirar a Diego Llorente en el descanso al tener tarjeta. Pero el elegido traerá polémica. Si entró Iñigo Martínez, y no Ramos, es porque el sevillano no está apto. Entonces, no se entiende por qué el capitán pactó jugar 45 minutos contra Grecia. En una selección no caben componendas. Como Kvaratskhelia seguía inquietando y España no desbordaba por la derecha, estaba cantada la incorporación de Marcos Llorente en lugar de Pedri. Acabó la selección sin Busquets y con Oyarzabal de interior derecho. Mucho dominio pero, de nuevo, poco peligro. Hasta que Olmo reabrió un debate interesante: el factor sorpresa del chut lejano también cabe en un fútbol de laboratorio, esta vez con público y cientos de hinchas juntos y sin mascarilla.

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