Diario de León

Balonmano

Los héroes del balonmano Marista

Entre 1971 y 1973 el equipo juvenil de Maristas San José logró dos campeonatos de España y fue finalista del Mundial de Balonmano Escolar disputado en Burdeos. Solo Francia les apartó de la gloria

Parte del equipo de Maristas San José que se desplazó a Burdeos para el Campeonato del Mundo Escolar de 1973. DL

Parte del equipo de Maristas San José que se desplazó a Burdeos para el Campeonato del Mundo Escolar de 1973. DL

León

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Fueron el primer equipo juvenil del colegio Maristas San José en proclamarse campeón de España de balonmano. Y no solo lo lograron una vez, sino dos... Un trienio mágico —del 71 al 73— que culminó en Burdeos disputando el Mundial de Balonmano Escolar, donde solo Francia se interpuso entre ellos y la gloria.

Pero la historia de esta «pequeña gran familia» comenzó mucho antes, entre clases, recreos y más clases... al abrigo del implacable hermano Tomás que «no concebía ser segundo» y por eso «su constancia hacía que estuvieras a todas horas entrenando o al menos con un balón en las manos». Así lo recuerda Francisco Antoñanzas ‘Tolo’, portero de aquel mítico Dream Team que este sábado volverá a reunirse por un rato en León —casi en su totalidad— para conmemorar los cincuenta años de aquel primer gran título nacional logrado en Granollers.

«¿Que cómo se gestó aquel equipo ganador? Bueno... supongo que intervinieron muchos factores. Desde luego no éramos favoritos, cuando llegamos a Cataluña el resto nos miraban con cierto desprecio y alguno puede decirse que incluso por encima del hombro». Solo unos días después, tras sortear a varios rivales en las eliminatorias previas, se alzarían con la copa venciendo al Maravillas de Madrid. Al año siguiente —bendito 1972— esas miradas altivas se tornaron en cabezas gachas y por qué no decirlo, en cierta admiración. Ya sabían quién era el Maristas San José y lo más importante; conocían de lo que era capaz cuando entraba en escena.

C. Torío, Diéguez Cabero, Gustavo Losa, Alfredo Sahelices, P. Díaz Alberdi, Luis Burgueño, Cienfuegos Cantalapiedra, Evaristo del Canto, Mallo Carranza, José Luis González, Antoñanzas, Beni Castro, José Luis G. Sánchez, Maximino Díez Robles, José A. G. Laiz, César.... Todos eran uno. Conocían sus limitaciones y explotaban sus virtudes. «Era un equipo basado en la defensa que tenía grandes lanzadores», remarcan. Un balonmano diametralmente opuesto al actual en una realidad que hoy se antoja lejana pero que habla de superación, sacrificio y entrega. «No es un tópico, éramos como amigos de la calle, estábamos muy unidos».

Ese primer Campeonato de España les colocó en el mapa. Al año siguiente —esta vez en Madrid— repetían gesta «ante el Safa de Barcelona», lo que les valió el billete directo al Mundial Escolar. Eso ya eran palabras mayores. El hermano Tomás había dirigido al Maristas San José juvenil en aquellos maravillosos 70 pero por «diversos motivos —dejémoslo ahí»— no viajaría al país vecino. «En su lugar vino Víctor, el profesor de gimnasia».

Los leoneses —únicos representantes de España en el torneo internacional— pasaron por encima de potencias como Yugoslavia o Alemania. Y de pronto... la final. Ellos y Francia, la anfitriona. «Nos robaron el partido, esa es la verdad. Había tíos enormes que dudo fueran juveniles. Resultó injusto. Pero para nosotros supuso el culmen a un sueño».

El año 1973 puso fin a una generación pionera que, al margen de los títulos, acabaría abriendo camino a otras tantas. Algunos —incluido el propio ‘Tolo’— incluso jugaron un tiempo en el Ademar. Otros ya no están. La mayoría se fundirán en un abrazo mañana.

El Maristas San José, con la copa de campeón de España. DL

El conjunto leonés, de blanco, antes de la final del Mundial. DL

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