Diario de León

Juegos de Tokio | Balonmano

Hispanos: consuelo de bronce

España cede frente a Dinamarca y tendrá que luchar por el bronce Egipto, entrenada por García Parrondo, su escollo

El gesto de los jugadores en el banquillo español lo dice todo tras la derrota ante Dinamarca. ZENKOVICH

El gesto de los jugadores en el banquillo español lo dice todo tras la derrota ante Dinamarca. ZENKOVICH

Publicado por
Eloy de la Pisa
León

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España, los Hispanos, se irán de los Juegos luchando por el bronce con Egipto. Dinamarca se interpuso una vez más en el camino (23-27). La diferencia esta vez fue que los nórdicos se metieron en la final contra Francia porque los nuestros dejaron escapar todas las ocasiones que el partido les puso delante para empatar un encuentro en el que siempre fueron por detrás. Ese dejar escapar opciones, extraño en un grupo del talento de los españoles, define el partido pero también refleja el ocaso de un grupo que solo merece alabanzas, loas y parabienes.

Cuando el sábado acabe el partido por el bronce habrá acabado una época del balonmano español.

Los Hispanos casi nunca estuvieron en condiciones de ganar el partido, por eso duele más que cuando sí lo estuvieron se perdiera el balón o se fallara el lanzamiento. De hecho, en el primer tiempo ni se acercaron a ser un problema para los sólidos daneses. España nunca estuvo realmente metida en el partido. Y cuando el juego le dio la oportunidad de entrar, lo desperdiciaron lastimosamente. Los seis primeros ataques se resolvieron con cinco pérdidas y un gol. Afortunadamente, Pérez de Vargas mantuvo con sus paradas al equipo en ese inicio caótico. Pero el cancerbero no es superman y él solito poco puede hacer.

El problema fue el ataque. El muro danés era impenetrable para los de Jordi Rivera, que por mucha velocidad que imprimieran a la circulación de balón apenas hacían cosquillas a un bloque que se iba creciendo conforme pasaban los minutos. Mantenerse en el partido era un quimera en esas condiciones, y como la lógica impera mucho en el deporte los daneses sacaron jugo rápidamente del colapso ofensivo rival. No es que España lo estuviera haciendo rematadamente mal, es que los rivales lo hacían extraordinariamente bien.

Cabía esperar en la reanudación un rebrote del orgullo, una defensa más impermeable, un ataque más preciso. Y así fue. No querían los Hispanos irse de la final sin sacar la clase y el orgullo que han mostrado a lo largo de su trayectoria. Pero la rémora de la primera parte pasó factura.

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