Diario de León

Juegos de Tokio | Vela

La historia de un bronce con un gran esfuerzo

Hace tan sólo cinco años Xammar y Rodríguez comenzaron a competir juntos. Ayer, tras una impecable actuación en la prueba de 470, los veleristas españoles consiguieron su primera medalla olímpica con «un bronce que sabe a oro»

Jordi Xammar (izquierda) y Nicolás Rodríguez (derecha) celebran en el podio olímpico con el bronce logrado en la final de la modalidad de 470 en vela. OLIVIER HOSLET

Jordi Xammar (izquierda) y Nicolás Rodríguez (derecha) celebran en el podio olímpico con el bronce logrado en la final de la modalidad de 470 en vela. OLIVIER HOSLET

Publicado por
Ester Requena
León

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El catalán Jordi Xammar y el gallego Nico Rodríguez no fallaron y convirtieron en bronce la última opción de medalla para la vela española en los Juegos Olímpicos de Tokio tras el metal del balear Joan Cardona.

En la final de la categoría de 470, la pareja partía desde el tercer puesto, a solo cuatro puntos de los suecos, que marchaban segundos. El oro era imposible, pero la plata y el bronce estaban en juego.

Finalmente lograron «un bronce que sabe a oro», metal que desde hace unos días acariciaban, aunque no se quisieron confiar tras ver cómo sus compañeros del equipo español Diego Botín y Iago López se quedaban sin premio en 49er llegando en la misma posición que ellos a la medal race.

Xammar y Rodríguez lo dieron todo en la última manga. Y siguieron el guión que se marcaban antes de irse al agua: «Vamos a tener un ojo en nuestros rivales, pero queremos estar libres y situarnos en la cabeza, que es lo que nos asegura la medalla», detalló el gallego.

La pareja hizo una buena salida, no pararon de remar ni en ceñidas ni en popas debido a que el viento no pasaba de los ocho nudos.

Promesa cumplida

Xammar: «Antes de competir me dije 'hazlo como quieras pero vuelve a casa con la medalla'»

Los españoles compitieron siempre con viento libre, pero controlando a los suecos Anton Dahlberg y Fredrik Bergstrom y a los neozelandeses Paul Snow-Hansen y Dan Willcox, sus inmediatos rivales por las medallas en una flota que lideraron con contundencia los australianos Mathew Belcher y Willian, como ha ocurrido durante todas las Olimpiadas de Tokio 2020. Xammar y Rodríguez se colocaron en la boya de barlovento terceros, cayendo hasta el quinto en la última popa, terminando así la medal race que le daba matemáticamente el bronce.

Números uno en el ránking de la categoría de 470 tras quedar este año terceros en el mundial y segundos en el europeo, Xammar y Rodríguez han sufrido bastante con las condiciones meteorológicas de estos Juegos. Aun así han logrado vencer en dos de las mangas previas a la regata final. «Ahora está en nuestras manos», recordaba antes de echarse al agua Rodríguez.

Por la cabeza de Xammar pasaba su experiencia en Río 2016, donde finalizó duodécimo: «No quería volver a unos Juegos para hacer un 12º».

Por eso en estos cinco años ambos casi han vivido literalmente en los cinco metros cuadrados del 470... con permiso de los meses de confinamiento. «En Brasil aprendí que para ganar una medalla necesitas un gran nivel de profesionalidad, metodología, dedicación al 110%, más madurez y experiencia», ha detallado en alguna ocasión Xammar.

Y ahora junto con Nico Rodríguez cumple su sueño de unir sus nombres al medallero olímpico español como Antonio Gorostegui y Pedro Mikllet —plata en Montreal 1976—, Luis Doreste y Roberto Molina —oro en Los Ángeles 1984— y Jordi Calafat y Francisco Sánchez —oro en Barcelona 1992—. Sin olvidar en categoría femenina a Theresa Zabell que, junto con Patricia Guerra sería oro en Barcelona 1992 y junto con Begoña Vía Dufresne repetiría metal en Atlanta 1996.

Hasta el momento cerraba el medallero de 470 la plata en Atenas 2004 de Natalia Vía Dufresne y Sandra Azón, siendo la clase más laureada en la vela olímpica, donde esta modalidad sigue liderando el medallero español sumando ya con la de Xammar y Rodríguez 21 medallas.

A sus 27 años, Jordi Xammar cuenta con estudios en Administración y Dirección de Empresas. No recuerda el primer día que empezó a navegar. Sus padres sí: ellos tenían una regata de crucero y él se quedó navegando en Optimist; apenas contaba con 4 años y ni siquiera sabía nadar. A ello le enseñaría el piloto de motociclismo Sito Pons, muy amigo de la familia, ya que el padre de Xammar fue campeón de España de 250 cc y su madre una pionera entre las mujeres piloto. Pero el niño prefirió la vela.

Desde entonces no ha parado de sumar campeonatos en 420 y 470, siempre con la medalla como objetivo final. De hecho, cuando terminó su participación en Río 2016 desde el propio aeropuerto llamó a Nico Rodríguez.

Su entonces tripulante, Joan Herp, dejaba de navegar para estudiar, y Xammar telefoneó al gallego, que unos meses antes había dejado la vela de alta competición para hacerle su propuesta de ir a por la medalla en Tokio. «No me podía quedar de brazos cruzados», explica el catalán, que ya veía que Japón iba a ser su gran oportunidad.

En esos momentos Nico había dejado el deporte de vela y estaba en Países Bajos, aprendiendo el idioma porque le había salido un trabajo como odontólogo. No llegó a firmar el contrato y apenas tres días después de la llamada de Xammar volvía a España y cambiaba de nuevo la bata por el neopreno. «Los Juegos Olímpicos era el sueño de mi vida», recuerda Rodríguez.

Y la apuesta le ha salido bien. Después de formar equipo con el barcelonés Xammar, la dupla ha conseguido en los 470 nada más, y nada menos, que seis preseas internacionales. La primera fue en 2017, tan solo un año después de competir juntos, con un bronce en el Europeo de Mónaco. Mejoraron su clasificación con una plata dos años después en Italia, y la revalidaron este año en el Europeo de Vilamoura (Portugal).

No solo lideran el campeonato por excelencia a nivel continental, sino que durante estos cinco años han conseguido convertirse en medallistas mundiales. Tres preseas que sumaron los veleristas españoles a su palmarés: bronce en Dinamarca en 2018, plata en el país nipón en 2019 y otro tercer puesto este año en Portugal.

Ahora han conseguido cumplir su sueño con este magnífico bronce de 470, y hacer realidad una promesa que Jordi se hizo a sí mismo: «Antes de competir me he mirado al espejo y me he dicho «hazlo como quieras, pero vuelve a casa con la medalla»». Y así ha sido.

Con la de Xammar y Rodríguez la vela suma dos preseas al medallero en estos Juegos, y se convierte en la vigésimo primera en la historia española.

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