Diario de León

LIGA ASOBAL

La «garra» arma a Rodrigo

Pérez Arce, canterano del Ademar, hizo tres goles en su primer partido de competición europea. Puso a la grada en pie. «Suplo mi estatura con agresividad», apunta.

Rodrigo Pérez Arce, durante el encuentro entre el Abanca Ademar y el Bern Muri.

Rodrigo Pérez Arce, durante el encuentro entre el Abanca Ademar y el Bern Muri.

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Sergio C. Anuncibay | León
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Dani Gordo ha dicho de Rodrigo Pérez Arce que si midiera 1,96 sería como Karabatic. Quizá suene exagerado, pero el técnico del Abanca Ademar ha querido significar con este elogio el «compromiso y sacrificio» de un canterano que recogió el pasado sábado una pequeña parte de los frutos de su trabajo.

Debutó en competición europea, frente al Bern Muri, y revolucionó con su desparpajo el choque. Incluso puso a los aficionados en pie, reconociendo así la valentía de un chaval acunado desde bien pequeño en las categorías inferiores del club leonés. «Es uno de los jugadores que todo entrenador quiere tener en su equipo. Es disciplinado y sabe perfectamente cuál es su estilo de juego y sus puntos fuertes», detalló el entrenador.

Rodrigo reconoce que para él supuso «una alegría inmensa» disputar su primer encuentro de EHF en el Palacio. Hizo tres goles en un escenario enrarecido por el ‘runrun’ que produjo el empate ante el Aragón en la última jornada de Liga. «Queríamos sacarnos esa espina, aunque las ganas de agradar y de hacer bien las cosas delante de nuestra afición a veces juega en contra y aparece la ansiedad», reconoció el canterano, de sólo 19 años, quien alude a la «garra y al sacrificio» como señas de identidad del Ademar. «Mi falta de centímetros tengo que suplirla con agresividad», asume. Es consciente de que la situación del balonmano actual obliga a quemar las etapas de formación de una manera «mucho más rápida». Pero él tiene «paciencia» y prefiere ir «poco a poco» para ayudar a sus compañeros «en todo lo que pueda».

Cree que el equipo debe mantener en el futuro la misma intensidad que exhibieron ante el conjunto suizo el pasado fin de semana. «Ése es el camino. No podemos dar un balón por perdido y tiene que ser así en todos los encuentros, con independencia de quién sea el rival», señala. Lamenta el sorprendente empate ante el Aragón, que «dejó tocado al vestuario», afirma. Pero confía en que puedan olvidar ese tropiezo el próximo sábado en la complicada pista del Anaitasuna, que tan sólo suma un punto menos que ellos. «Si no estas al cien por cien te comen», advierte. «Hay que inculcárselo a los más jóvenes, a los que vienen por detrás. La agresividad es un santo y seña de lo que debe ser este club», subraya.

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