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Fútbol | Primera División

La legión francesa mantiene al Real Madrid con pulso firme

El conjunto de Zidane suma su cuarto triunfo consecutivo en Liga gracias a los goles de Varane y Benzema frente a un Espanyol valiente.

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Colpisa | Madrid

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Real   Madrid -Espanyol (2-0)  Real   Madrid : Courtois, Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Mendy, Casemiro, Valverde, Kroos (Modric, min. 71), Rodrygo (Brahim, min 86), Vinicius (Militao, min. 85) y Benzema.

Espanyol: Diego López, Víctor Gómez, Calero, David López, Bernardo, Dídac, Marc Roca, Granero (Pol Lozano, min. 73), Darder, Wu Lei (Campuzano, min. 65) y Calleri (Melendo, min. 83).

Goles: 1-0: min 37, Varane. 2-0: min. 79, Benzema.

Arbitro: Jaime Latre (colegio aragonés). Amonestó a Granero, Vinicius, Calero, Valverde y Darder. Expulsó por doble amarilla a Mendy.

Incidencias: Partido de la decimosexta jornada de Liga, disputado en el Santiago Bernabéu ante 64.125 espectadores.

Sin demasiada brillantez pero con compromiso, el Real Madrid sacó un triunfo más farragoso de lo previsto ante un Espanyol valiente que compitió como pocas veces este curso para morir como casi siempre, romo en ataque y ajusticiado atrás pese al soberbio partido de Diego López. Un tanto de Varane en el primer tiempo y otro de Benzema en el segundo permitió enlazar al conjunto de Zinedine Zidane su cuarta victoria consecutiva en Liga, racha inédita desde los tiempos en que Santiago Solari amagó con resucitar a una escuadra tocada de muerte en las primeras semanas del año que está a punto de expirar y que ahora, al dictado del marsellés, avanza cada vez más sana.

Prolonga el Real Madrid su estado de gracia y mantiene con firmeza el pulso liguero con el Barça gracias a las dianas de dos de los integrantes de su legión francesa en un choque de enorme bravura que agudiza la crisis del Espanyol. Volvió a hincar la rodilla el cuadro perico en un feudo en el que no gana desde hace 23 años y no suma desde la campaña 2012-2013, abocado a 22 finales en las jornadas que restan de Liga. Veintitrés citas vitales aguardan al Real Madrid, que las otea con espíritu diametralmente opuesto, pletórico de confianza y recuperando piezas merced al afán de Zidane de enchufar a todos. Al carro su subió de nuevo Vinicius, sobresaliente en su vuelta al once mes y medio después de su última aparición de inicio en Son Moix. La ovación con que le despidió el coso de Chamartín fue el más que debido tributo a un diamante que volvió a destellar el fulgor que le convirtió en la gran esperanza del madridismo el día en que su equipo abrochó su triunfo número 1.700 en Liga. Y es que a este Real Madrid le sale ahora todo redondo.

Vuelve el tridente Ni las bajas hicieron mella en el equipo de Zidane, que revolucionó el planteamiento con seis cambios respecto a la alineación que plantó una semana atrás en Mendizorroza y recuperó un tridente abandonado en los dos últimos duelos. Con Vinicius y Rodrygo escoltando a Benzema, el Real Madrid más ecológico saltó vestido de verde al pasto del Santiago Bernabéu para mostrar su apoyo a la Cumbre el Clima y determinado a sonrojar a su víctima predilecta, un Espanyol en horas bajas pero que al menos recuperó el carácter aguerrido. Armados en torno al irrenunciable 3-5-2 de Pablo Machín, los pericos atenazaron con su presión a los anfitriones, que sufrieron más de lo predecible. El brío y orden del Espanyol dio más foco al desborde de Vinicius, que avisó pronto sorteando rivales a base de culebreos para toparse con Diego López en la primera llegaba venenosa de los pupilos de Zidane. Repelió el disparo el gallego, mayúsculo todo el partido, sin que Valverde embocase el rechace.

Llegaba con asiduidad pero sin colmillo el Madrid frente a un Espanyol que mostró empaque, lejos de la horripilante versión frente a Osasuna que desató la cólera de Machín. La electricidad de Vinicius resultaba fundamental para romper la zaga blanquiazul. El carioca estuvo muy incisivo pese a que las ganas de reivindicarse le costaron una tempranera amarilla en un duelo con Diego López al que acudió con demasiado ímpetu y coqueteó con la segunda cartulina en otra desabrida entrada sobre David López. Su verticalidad fue la mejor arma del Madrid ante la dificultad para trenzar por el atosigamiento perico. De no ser por Diego López, que volvió a negarle el gol en otro mano a mano inmediatamente después de que Granero pusiese a prueba a Courtois y por tercera vez más tarde con el Madrid ya en franquía, el '25' hubiese diluido sus fantasmas con el premio del gol, más que merecido por su actuación. El guardameta del Espanyol se agigantó para sostener al cuadro perico, con otra manopla capital en respuesta a un zurriagazo de Valverde, pero quedó vendido ante Varane, invitado inesperado que remachó a la red un servicio de Benzema tras un pase filtrado al área por el 'Pajarito' para desnivelar al marcador. Había demostrado personalidad el Espanyol, pero tenía que remar a contracorriente.

Penalizado por su falta de contundencia en las áreas de nuevo y frente a un rival que le tiene tomada la medida, el Espanyol regresó del entreacto con el mismo espíritu batallador. Darder exigió una machada defensiva de Casemiro para evitar que el mallorquín retase a Courtois con todo a favor. Envidó Zidane con el brasileño pese a que una tarjeta le hubiese impedido estar en Mestalla, salida siempre volcánica. La acción demostró lo vital que era su concurso también frente a un adversario en crisis. Se creció el '14' como a renglón seguido haría Sergio Ramos para rebañarle una bola que olía a gol a We Lei, primer futbolista chino en trotar por el Bernabéu.

Lo delicado de su situación forzó otro paso delante de los blanquiazules, so pena de quedar expuestos. Pudo facturar su valentía Benzema al término de una contra conducida por Valverde, pero Diego López respondió con otra intervención descomunal. Erró el ariete al escorarse demasiado pese a que su remate era certero y volvió a perdonar luego a pase de Vinicius, que facultó una ocasión pintiparada para firmar la sentencia.

Con Campuzano y Pol Lozano, a los que se atisba un futuro prometedor, sobre el verde, el Espanyol se lanzó a la desesperada. Le iba la vida en sacar algo de su visita al Bernabéu y amenazó con un disparo lejano de Marc Roca que pudo embolsar Courtois. Pero cuando el guión apuntaba a un final agónico, apareció Benzema para devolver el sosiego a la parroquia madridista asociándose con Valverde para elevar a once su cuenta de dianas en un campeonato en el que su equipo sigue caminando con pulso firme aunque perderá a Mendy, expulsado por doble amarilla, para la visita a Mestalla.

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