Llamazares es una máquina de triturar entrenadores, puesto en el que sólo ha repetido su amigo José Aira

La Cultural comienza un nuevo proyecto a falta de dos jornadas para la conclusión de la segunda fase del campeonato de Liga, que ojalá no sean las dos últimas de esta temporada. El casting que se inventó Felipe Llamazares para contratar a David Cabello como el primero de los tres entrenadores que de momento ha tenido el equipo esta temporada se prolongó durante más días que el de ‘Operación Triunfo’ y con una singularidad sin precedentes. Además, reconocido por el propio director general, consistente en no fichar al técnico en cuestión si su nombre aparecía publicado en algún medio de comunicación. Tanto celo en la elección del preparador, que sí publicó antes de su contratación DIARIO DE LEÓN, para echarlo a la calle como a un perro con sólo seis jornadas disputadas. También mediaron tensiones antes de despedir a Cembranos, a Ferrando, a De la Barrera... Con todos menos con Aira, cuando el preparador de Ponferrada acumuló tantos fallos deportivos o más que el resto de los mencionados. Pero claro el que recomendó el fichaje del técnico berciano tiene manga ancha en el club y la relación es familiar. El primero que tiene que exigirse a sí mismo es Felipe Llamazares y también pedir cuentas a Ricardo Pozo, el director deportivo al que contrató para que asumiera todos los fallos propios y ajenos, que cuestan muchísimo dinero a la Cultural. Echar a Idiakez y poner a Ramón González es otro bandazo más para salvar su cabeza y distraer la atención. Y no será el último. Ya lleva fichados a más de 120 futbolistas desde el desembarco de Aspire. Y los que quedan.