Diario de León

Lidia Valentín | Medallista olímpica en halterofilia en Londres, Pekín y Río de Janeiro

«Llego a Tokio con una madurez que no voy a ser la Lidia de otros Juegos»

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«Hay que valorar el talento y si ahora hay más hombres, igual en París 2024 hay más mujeres. Me ha enseñado que somos frágiles, que la vida cambia de un día para otro. Y a tener mucha paciencia». Su currículo impone. Ha participado en tres Juegos y ha obtenido una medalla de cada metal: bronce en Pekín’ 2008, oro en Londres’2012 y plata en Río’ 2016. En las dos primeras citas quedó quinta y cuarta, respectivamente, pero el dopaje de las halterófilas que le precedieron, detectado tras nuevos análisis años después, la hicieron campeona en 2012 y subcampeona en 2008. Ha ganado cuatro medallas en Mundiales (oro en 2017 y 2018, plata en 2019 y bronce en 2013) y otras doce en Europeos. Es Lidia Valentín (Ponferrada, 10 de febrero de 1985).

—¿Qué le enamoró de la halterofilia?

—Fue en mi pueblo, Camponaraya. El entrenador vio que tenía aptitudes, físico, que me gustaba el deporte y competir con chicos y chicas. Y tenía carácter. Se acercó a mí y me preguntó si quería practicar halterofilia. ¿Por qué no?, me dije.

—Con quince años deja su pueblo y se va a Madrid al Centro de Alto Rendimiento. ¿Cómo fue esa experiencia tan joven?

—Fue un sueño. Cuando veía competir a los que iban a la selección y preparaban europeos, mundiales, juegos... Me quedaba boquiabierta y me moría de ganas de estar con ellos.

—¿Y su familia?

—Se quedó un poco preocupada porque me iba de un pueblo de 3.500 habitantes a una gran ciudad. Fue duro para mis padres y mis hermanas porque al final estábamos muy unidas y no queríamos perdernos esos momentos de vivir juntas la infancia... Pero era mi sueño, estaba con los mejores. Era feliz.

—¿Piensa que el apoyo de la familia fue fundamental?

—Mi familia miraba a esa niña que tenía un sueño, que hacía algo que la motivaba desde los once años... Aparcó el sentimiento de protección y pensó: ‘dejémosla volar’. No fueron egoístas y yo pude cumplir mi sueño. Les estoy muy agradecida.

—¿Cómo explicaría la halterofilia?

—A una persona que no le guste es complicado, porque sólo va a ver a alguien que está muy fuerte y levanta mucho peso. Pero la halterofilia es mucho más. Está claro que gana quien más peso levanta, pero hay que pulir todos los días la técnica, hay que tener una gran capacidad física y mental para centrarte, para lanzar a tu cuerpo todos los mensajes para que haga el gesto a una velocidad determinada y, sobre todo, para no tener miedo de ponerte debajo de tanto peso.

Lucha contra el dopaje
«A la halterofilia le diría que solo existe un deporte, limpio y en el que hay que respetar unos valores»

—Ha cambiado de categoría. Sus éxitos han estado en 75 kilos y ahora compite en 87...

—Es una decisión obligada. No es mi categoría. No pude competir en el campeonato de Europa por una gastroenteritis. Era la última prueba para lograr la clasificación. No hubiera tenido problemas. Tuve que irme a competir en el Iberoamericano en Colombia en 87 kilos para acceder directamente a la clasificación olímpica en esta categoría. Además, la federación internacional cambió el sistema de clasificación a dos meses de los Juegos, luego volvieron a cambiar... Nos han vuelto bastante locos a todos. Y en la categoría de 76 kilos van deportistas con mucho menos nivel que yo, incluso sin haber ido al Campeonato de Europa. Ha habido un tiempo de resignación y he tenido algunos problemillas.

—¿Entonces, con qué se puede soñar en Tokio?

—He tenido algunos problemas de salud este año, entonces voy sin ningún tipo de expectativa. Llego con una madurez que nada tiene que ver con la Lidia de 2008, 2012 o incluso de 2016. Y soy consciente de que voy a competir en una categoría con chicas que pesan mucho más que yo. Estoy intentando subir de peso pero es no es tan fácil. Me lo lleva todo un nutricionista, pero no llegaré a pesar 87 kilos. Pesaré lo justo para dar la categoría. Por tanto quiero disfrutar y que la gente disfrute conmigo viéndome competir.

—Oro en Londres, plata en Pekín, bronce en Río. En Londres no pudo subir a lo más alto del podio por la lacra del dopaje. ¿Qué le dice a esa deportista que le privó de ese privilegio?

—A la deportista no le diría nada. La lacra ha estado ahí, en el deporte de la halterofilia. De hecho han dado bastantes toques de atención a la federación internacional, y me parece correcto porque hacen lo que quieren. Es un deporte bastante corrupto por temas de dopaje. A la halterofilia mundial e internacional le diría que solo existe un deporte, limpio y en el que hay que respetar unos valores. Lo otro no es deporte ni son deportistas.

—Este año van 321 atletas españoles a los Juegos. Un 41% son mujeres. Es el porcentaje más bajo de mujeres desde Atenas...

—Creo que hay que valorar el talento de las personas y si ahora los hombres están teniendo más que las mujeres, a lo mejor para París 2024 es un 60% mujeres y un 40% hombres. No me gusta diferenciar.

—¿Con qué sueña Lidia Valentín? ¿Quién es su fuente de inspiración ?

—Soy una persona bastante sencilla. Admiro a quien intente ser mejor cada día como persona y en su dedicación, que quiera avanzar, que tenga un sueño y siga y siga hasta conseguirlo. Admiro a la gente que no se rinde nunca, que lucha.

—¿Qué no falta en la maleta de Lidia que lleva a los Juegos?

—Las botas, la malla, el cinturón de Hello Kitty que luego siempre me lo tapan porque no puede haber marcas. Y mis vendas. Así soy feliz.

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