Diario de León

Selección española de fútbol

Luis Enrique en su regreso: "Robert Moreno fue deseal; yo nunca me hubiera comportado como él"

El técnico asturiano retoma con "fortaleza, orgullo y optimismo" el reto de la Eurocopa, donde incluye a España entre las grandes favoritas, y ataca a su antiguo colaborador

Luis Enrique Martínez vuelve a ponerse al frente de la selección española de fútbol. BALLESTEROS

Luis Enrique Martínez vuelve a ponerse al frente de la selección española de fútbol. BALLESTEROS

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Ignacio Tylko | Madrid
León

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Más delgado pero con buen aspecto, ataviado con traje gris, corbata negra y flanqueado por el presidente de la FEF, Luis Rubiales, y el director deportivo, José Francisco Molina, Luis Enrique se ganó a la concurrencia durante su emotiva y por momentos dramática comparecencia de este miércoles como nuevo seleccionador nacional hasta la conclusión del Mundial de Catar 2022. Dos años más de los que tenía firmados antes de renunciar el puesto por la terrible enfermedad que segó la vida de su hija Xana, el pasado 29 de agosto.

Apenas tres meses después de sufrir la peor desgracia que puede padecer un padre, el técnico asturiano se alejó de esa imagen de ogro que le caracterizaba. Impartió en la Ciudad del Fútbol una lección de entereza y optimismo vital, pero fue durísimo con Robert Moreno, al que acusó de «deselal» y de tener una «ambición desmedida».

Apoyado por su ‘staff’ y su junta directiva desde las primeras butacas del salón Luis Aragonés en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, asumió toda la responsabilidad por su destitución. Trató de ponerse en el lugar de su antiguo amigo y entendió que quisiera aprovechar «la oportunidad de su vida», pero dejó claro que él nunca se comportaría igual porque tiene otros valores. «No soy el bueno de la película pero seguro que tampoco el malo», enfatizó Luis Enrique. Confesó que se pensó la posibilidad de dejar a su discípulo hasta la Eurocopa, pero concluyó que «hubiera sido falso» en caso de mantenerlo.

«Es un día muy especial para mí y para mi familia porque vuelvo a casa, a la selección y a terminar un proyecto que inicié en su momento. Me veo obligado a dar muchás más explicaciones de las que me hubiera gustado porque sabéis que huyo de polémicas», expresó el gijonés en su alocución inicial, muy aplaudida.

El desencuentro del 12-S

Dicho lo cual, entró de lleno en los motivos que le llevaron a prescindir de su colaborador. «Yo soy el único responsable de que Robert no esté aquí. El desencuentro se produjo el 12 de sepiembre, único día en el que he tenido contacto con él en estos meses. Nos reunimos en mi casa durante 20 ó 30 minutos y percibí que él quería hacer la Eurocopa y, después, si yo quería, volver a ser segundo. No fue un a sopresa. Lo veía venir por los acontecimientos en las últimas semanas», desgranó el asturiano.

Más categórico se mostró aún respecto a su antiguo colaborador al ponerse en su piel. «Entiendo que le haga ilusión ser seleccionador nacional, que ha trabajado mucho y que es ambicioso, una cualidad a valorar en esta sociedad, pero para mí es deseal. Yo nunca lo haría. La ambición desmedida para mí no es una gran virtud sino un gran defecto. Le contesto que no le veo nunca más como segundo y que estoy fuerte, con ganas de volver a trabajar, pero no sé cuando. Acabamos de manera cordial y llamé a continuación a cada uno de los miembros de mi staff para que conozcan mi opinión. No quiero que nadie tergiverse mis palabras. Soy muy férreo y cerrado en ideas y valores» detalló.

El presidente de la RFEF, Luis Rubiales, y el nuevo seleccionador, Luis Enrique Martínez. BALLESTEROS

No aclaró si fue él quien propuso a Moreno como sucesor, pero sí reconoció Luis Enrique sentirse mal y responsable en parte por la forma en la que se desencadenaron los acontecimientos, con las lágrimas de Moreno ante sus jugadores tras la goleada a Rumanía en el Metropolitano, su espantada y el interrogatorio al que se sometió el presidente Luis Rubiales al día siguiente. «No me siento orgulloso de que haya gente triste y obligada a dar explicaciones difíciles», afirmó.

Abordado el punto clave de su comparecencia, la causa del divorcio con Robert Moreno, al que profesionalmente dijo que no tiene nada que reprochar porque «lo ha hecho muy bien», el asturiano garantizó que nunca se ha ofrecido a la FEF, ni al presidente, ni siquiera a través de terceras personas que llamasen en su nombre. «Si álguien lo ha hecho no ha sido bajo mi responsabilidad», matizó.

La cita con Rubiales

Confirmó, como anticipó el pasado martes Rubiales, que el primer encuentro serio para su vuelta se produjo el 31 de octubre en Zaragoza, en el marco de una reunión con el presidente y Molina. «Me mostraron cariño y lealtad y les dejé claro que no tenían ningún compromiso conmigo, sólo faltaría. No soy nadie para dar consejos ni valores, pero son importantes en el mundo del deporte», apostilló el expreparador de Barça B, Roma, Celta y primer equipo de Barcelona.

En el plano deportivo, trasladó una imagen de gran optimismo y garantizó que no van a cambiar muchas cosas respecto a los nueve partidos dirigidos por Moreno, toda vez que el técnico catalán se labró con él y la consta que también consensuó sus decisiones con todo el cuerpo técnico.

«Claro que España es una de las grandes favoritas para la Eurocopa porque ha hecho una brillante clasificación y posee un gran equipo. El problema es que hay más favoritos como Francia, Alemania, Italia, Holanda, Bélgica y Croacia», subrayó.

A día de hoy, el Europeo focaliza su atención. «Tengo muchas ganas de estar ahí y en un Mundial como seleccionador por mi familia, mis amigos, la FEF y los jugadores, con los que deseo hablar pronto. «Como jugador estuve en tres Mundiales, una Eurocopa y unos Juegos Olímpicos y, con otro bagaje, afronto ahora un reto muy atractivo que me ilusiona muchísimo. Son siete partidos para poder llegar a lo máximo, siendo consciente de la dificultad».

El lapsus y la llamada a Jesús Navas

Tranquilizó a los futbolistas nuevos con los que ha contado Robert Moreno, no anticipó quien será su portero, si bien recordó que Kepa Arrizabalaga ya jugó con él, y remarcó que todos tienen las puertas abiertas, incluido el azulgrana Ansu Fati. «No hay nada que arreglar porque le selección está muy bien. No cambiarán muchas cosas, solo algunos matices en la presión. La convocatoria para la Eurocopa dependerá del estado de forma de ellos de su momento. Puede haber fijos que en los últimos meses no vuelen y se queden fuera y alguna novedad», vaticinó.

Bromeó incluso tras decir que no ha hablado con ningún internacional en los últimos días, salvo un lesionado y Jesús Navas, al que telefonéo tres veces de forma equivocada cuando quería llamar a Jesús Casas, que asciende en su escalafón para ser su segundo. Y sufrió un lapsus cuando dijo que «Robert Moreno seguirá como preparador físico».

Desde que tuvo que abandonar la concentración previa al choque de Malta al conocer la enfermedad de Xana, el pasado 26 de marzo, Luis Enrique se ha refugiado en su familia, el ciclismo, «un arma brutal para superar adversidades», y en la lectura.

La muerte y el duelo

«Hemos leído mucho acerca del duelo y de situaciones que todos vamos a vivir, pero en otro orden. Hay mucho tabú, muchos miedo sobrfe el duelo. Es una pena no saber acercarse a las personas que sufren eso de la manera adecuada. No hay una regla exacta. Cada uno lo siente de una manera», expuso con los ojos vidriosos.

Dijo que no hubo un día exacto en el que decidió volver a los banquillos, pero sí que notó muy rápido esa necesidad. «Muy pronto me di cuenta de que tenía ganas de volver a recuperar la vida y seguir haciendo lo que más me gusta, estar relacionado con el fútbol, competir y demostrar a mi familia que la vida continúa». Enérgico, vehemente y seguro de sí mismo, Luis Enrique está de vuelta.

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