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Magín, el bombo de la Cultural que no deja de creer

Confinado en Veguellina junto a su mujer, el principal animador del equipo leonés confiesa que ahora los domingos «se me hacen eternos»

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Va camino de las cuatro décadas con el bombo y su cuchara de palo a cuestas, su chapela negra y esa inseparable elástica de la Cultural. Dicen quienes más le conocen que el amor por su equipo es el verdadero motor que mueve un corazón que jamás se cansa de latir, sea cual sea la categoría en la que milite el club de su vida. Acostumbrado a seguirles allí a donde vayan cada fin de semana, José Magín -Magín para casi todos- confiesa que ahora los domingos se le hacen «eternos» sin fútbol, sin esa pasión que por momentos le ha robado el coronavirus. «Me siento raro, todavía no me lo puedo creer», confiesa a este periódico desde su particular confinamiento en Veguellina.

Hasta que ‘el bicho’ desaparezca por completo o al menos hasta que el Gobierno mantenga el estado de alarma, Magín ha tenido que echar el cierre a su taller, donde a pesar de todo pasa las horas muertas ahora en soledad porque «siempre hay cosas que hacer». El resto del tiempo lo ‘gasta’ con su mujer, sin salir apenas de casa. «Voy como mucho a hacer la compra al supermercado y procuramos que dure como mínimo para unos diez o quince días». Ni él ni su esposa han tenido síntoma alguno de coronavirus. A los dos trabajadores que tiene a su cargo en el negocio les pidió que se cogieran vacaciones. «Los quiero casi como a unos hijos y en ningún momento me he planteado hacer un erte o algo similar, eso no se pasa por mi cabeza».

Su taller, otro refugio

«A mis dos empleados les quiero como a hijos, no se pasa por mi cabeza hacer un Erte ni cerrar»

Este cumplirá 64 años de una vida donde la Cultural ha ocupado gran parte casi desde la cuna. «Ya iba al campo con mi padre de niño, siempre me impresionaba el ambiente, antes la afición culturalista era más movida, ahora es buena pero quizá son más fríos». Él tiene ‘mucha culpa’ de que la masa social se anime cada vez que juegan los suyos. «Lo mío de animar no es sencillo, hay que llevarlo en la sangre». Amigo incondicional del otro ‘bombo de España’, el de Manolo, sigue manteniendo una estrecha relación con él. «Tenemos mucho contacto y siempre me dice que yo transmito algo a la gente que él jamás tuvo. Para mí es un orgullo que él diga eso de mí».

Aunque hoy por hoy se desconoce si la Segunda B podrá retomarse esta temporada, Magín tiene el pálpito de que su Cultural ascenderá a los cielos de Segunda. «Tengo mucha fe este año, hay un gran equipo y de disputarse el play off, aunque seamos segundos, veo muchas posibilidades». No lo dice un cualquiera. Lo dice un «culturalista a muerte» que no se cansa de creer.

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