Mal estreno para la media veda

La media veda ya está en marcha en León, como en el resto de la Comunidad. Y como se esperaba la situación no pinta nada bien este año, hasta el 18 de septiembre cuando baje el telón. En especial en el caso de la pieza estrella, la codorniz. Lo del conejo puede catalogarse con un aprobado raspado. Pero nada más.

El tiempo, adverso en cuanto a climatología con un calor pertinaz, ha sido uno de los causantes de un panorama desalentador para los cazadores más madrugadores que no dejaron escapar la oportunidad de salir al campo en el primer día hábil. Como es costumbre el 15 de agosto. También para aquellos que tenían previsto hacerlo a lo largo de las próximas jornadas y que, por lo escuchado a otros compañeros, ven como las previsiones no erraban. Y estas eran en clave negativa.

El calor extremo que se ha convertido en una tónica habitual a lo largo de julio y que también amenaza con extenderse a buena parte de agosto, la sequía consecuencia de esta situación y de la falta de precipitaciones la ausencia de rastrojera o la escasa cosecha han llevado a un panorama que hace un par de meses, en julio, podía atisbarse menos negativo. Porque la codorniz sí estaba en cierta medida presente con su entrada en la provincia. Pero de hace unas semanas a hoy todo ha cambiado. Pocas crías y por consiguiente bandos que han provocado que la primera jornada, salvo excepciones, se haya cobrado un bagaje por debajo del aprobado. Salvo en las zonas de montaña algo más frescas que pueden tener un escenario algo más benévolo si cabe, en el resto los cazadores han cerrado la jornada para olvidar. Y no será la única, más bien la tónica común.

Perchas de nueve codornices han sido casi un ‘milagro’ ya que en la mayoría de los casos no han pasado de la media docena e incluso se han dado bastantes ‘bolos’ o ceros. Y eso que el cupo máximo por cazador y día es de 25 piezas, una cifra que por desgracia para unos cuantos, podría incluso ser la que resumiera la campaña propia de la media veda hasta el 18 de septiembre.

Respecto al conejo, otra de las piezas estrella, el panorama es algo mejor, aunque sin echar las campanas al vuelo. Ni mucho menos. Las enfermedades que en los últimos han azotado su población no han desaparecido y aunque se espera que no sean tan dañinas como las de su ‘hermana’ la liebre (este en la temporada de caza menor, no ahora), han supuesto que la población diste mucho de ser la de hace unos años.

En el caso de la tórtola común, esta temporada seguirá sin poder ser objeto de caza.