Diario de León

Más vale cerveza en mano que Rioja volando

Mahou pone a la Cultural a la altura de Atlético de Madrid y Sporting, los tres únicos que celebran el Partido de las Estrellas

La organización estuvo perfecta. DL

La organización estuvo perfecta. DL

León

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Convertido ya en un clásico de las fiestas de San Juan que amenaza con entrar en el programa oficial a tal efecto, el Partido de las Estrellas de Mahou se entreabrió un hueco por encima de la mañana de calor y nubes. Como los marcajes en algunos casos, el tiempo estuvo pegajoso.

El ambiente no. La camaradería y la amistad se adueñaron de un evento de la firma cervecera que solamente se disfruta en tres grandes capitales. La del país, y la Primera División por antonomasia, representada en el Atlético de Madrid (algo tiene que rascar este año en que el balón sólo gira en torno al blanco), la de la Segunda División, conformada por el Sporting que tuvo pero este año no retuvo y la de la Primera División RFEF, con la Cultural que quiere y no puede. Algo es algo.

Varios partidos amistosos conformaron la nómina. Diario de León presentó a su equipo casi de gala (hubo ausencias destacadas), dispuesto a ofrecer una nueva exhibición de pundonor, certificada en remontada. Por encima del resultado, lo mejor es siempre el tercer tiempo, donde se constató que los años no pasan en balde, se comentó cómo el portero y el balón coinciden muchas veces en el espacio pero no en el tiempo y porque aunque el campo parece plano resulta mucho más fácil subir que bajar. Con una caña, todos los marcadores son buenos.

Viejas leyendas de la Cultural, nuevos valores del decano de la prensa leonesa rejuvenecido con fichajes. Incluso la sombra de Zinedine Zidane sobrevolando el Reino de León con una volea de ensueño que se quedó solo eso, en el sueño.

Al final muchas caras sonrientes, una organización de cinco estrellas, caras muy amables por todas partes y un generoso apartado de obsequios con la promesa de volver el año que viene. Es fútbol. Es Mahou. Y es el sabor de la pelota rodando sobre un tapete de fábula donde el fútbol tiene que salir solo. Por lo menos en la teoría.

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