Máxima eficacia del Atlético

ignacio tylko | madrid

Sin lustre pero con experiencia en este tipo de duelos, dominio de ambas áreas, mucho mejores individualidades y un gran manejo de los tiempos de juego, el Atlético aumentó su excelente racha de resultados en 2017 y, salvo hecatombe en Ipurua, dejó sellado su pase a semifinales de Copa del Rey con el 3-0 conseguido ayer. No fue mucho mejor que el Eibar en el trámite del partido, pero estuvo siempre más atento y decidido y aprovechó los detalles y los errores del adversario de maravilla. Pocos equipos en el mundo sacan más partido de los fallos ajenos que los colchoneros. Primero Griezmann se benefició de una cantada del portero Yoel, luego Carrasco de un fuera de juego mal tirado que acabó en el gol de Correa y más tarde marcó el recién entrado Gameiro después de un saque de esquina en el que los colchoneros tocaron tres veces el balón de cabeza sin oposición alguna. Inusual desempeño defensivo de un Eibar que acusó sus siete bajas, y poca capacidad de respuesta en ataque cuando se vio por detrás en el marcador.

El Cholo recurrió a Saúl y Koke en el eje del centro del campo y salió a escena sin un ariete de referencia, ya que ni Gameiro ni Fernando Torres ofrecen hasta ahora el rendimiento esperado.

Entre el viento, el frío, la poca animación del público a orillas del Manzanares y un terreno durísimo por las heladas, las imprecisiones marcaron el juego desde el inicio. El Eibar se presentó en modo defensivo, aunque trató de sorprender, sin éxito, con las incorporaciones de los laterales Capa y Peña. El Atlético se lo tomaba con calma. Dominaba, presionaba más, pero tenían muy claro sus jugadores que en este tipo de eliminatorias se trata de tener paciencia y no hacer regalos.

En una falta lejana lanzada por Koke muy bombeada, para jugar también con el factor viento, Yoel salió a por uvas, Giménez tocó de cabeza y Griezmann cabeceó a placer. Con 1-0 a favor, el Atlético se maneja como pez en el agua. No exigió apenas a la defensa vasca hasta el descanso, pero se sintió tranquilo y muy poco amenazado. Sólo mostró cierto temor a un golpeo de Bebé en una falta lateral, pero el violento disparo envió el balón a las nubes. Cuando llegó el segundo, tras una galopada de Carrasco, demasiado chupón, y un desvió que recibió encantado Correa, la eliminatoria ya se teñía de rojiblanco.

Y un córner defendido de pena permitió reivindicarse a Gameiro. El Eibar pudo seguir soñando, pero el sutil toque de Sarriegi se marchó fuera. La diferencia presupuestaria se refleja en las zonas de definición.