Diario de León

Balonmano | Copa EHF

La precipitación lastra al Ademar

León

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Sobre el papel —y sobre la cabeza— no podía ser. Pero vistos los últimos diez minutos de la primera parte, incluso Manolo Cadenas confesó que creyeron en la machada. Al final, la lógica se impuso y el Magdeburg se aprovechó de los errores locales y un sublime Green en la portería para despertar de una bofetada a las más de 4.000 almas que ayer demostraron su entrega absoluta a los suyos (27-31). Sin quitarle el más mínimo mérito a un conjunto alemán que camina dos o tres escalones por encima de los leoneses, lo cierto es que la derrota se explica, en gran medida, por la exagerada precipitación en el juego de ataque del Abanca Ademar.

Las pérdidas en una segunda mitad para olvidar fueron constantes y definitivas. No fue el día de Tin Lucin y Pedro Martínez en la dirección —demasiado acelerados en las transiciones— ni tampoco de una línea exterior a la que le falta gol. Solo David Fernández está —y se le espera— para desatascar las cosas cuando las defensas rivales se pliegan sin fisuras, pero el de Valladolid no es suficiente si quieres competir de tú a tú con los grandes de Europa. Y el Magdeburg, aunque esté disputando la segunda máxima competición, tiene plantilla de sobra como para dar guerra en la mismísima Champions. Nada se supo de Vieyra, ni de un irregular Feuchtmann. Tal era el vacío ofensivo, que el técnico leonés le concedió a Juanjo Fernández numerosos minutos en ataque como le lleva reclamando el manchego durante toda la temporada. No es su mejor faceta, pero al menos demuestra garra.

Buena noticia fue la reaparición —seis meses después— de Acacio Marqués. Apenas estuvo unos minutos sobre la pista, pero dejó claro que va a darle a su equipo otra marcha más —nada previsible— cuando la confianza sustituya al miedo.

Mal bajo palos
El bajón en la portería fue notable cuando Patotski le dio el relevo a Dino Slavic

El encuentro comenzó con un parcial de 2-0 que enseguida encendió las alarmas del técnico visitante. Mal augurio fue el 0-6 de parcial que colocarían justo después los germanos. Pero Cadenas no iba a permitir que nadie se amilanara. Detuvo el ciclón alemán con tiempos muertos y numerosas rotaciones que pasado el cuarto de hora de choque empezarían a carburar al fin. En el minuto 20 las distancias abismales se redujeron a un solo tanto 9-10 y la parroquia puso el resto para encender los ánimos. Enorme, como casi siempre, Jaime Fernández, el más listo de la clase cuando se trata de aprovechar el viento a favor. Lo que en un principio parecía una quimera —pocos creían en una remontada— acabó por materializarse con latigazos de David, Pedro e incluso Juanjo. Aún así, la clave del 14-12 con el que terminaron los primeros treinta minutos fue la brutal defensa de los ademaristas, bien con un 6-0, 5-1 e incluso por momentos con cuatro atrás y dos en el avanzado. El de Valdevimbre había prometido «sorpresas tácticas» y al fin saltaron de la pizarra a la pista.

Pero un muy mal comienzo del segundo acto —tuvieron posesión para colocar el 15-12— acabó con parcial de 0-3 para el Magdeburg, que erradicó cualquier conato de golpe en la mesa leonés. Luego, Wiegert tiró de sus ‘bestias’ convencido de que los dos puntos no se le escaparían haciendo que al Ademar le entraran las prisas. Prisas traicioneras que tiraron por tierra las opciones de los de Cadenas. Prisas de David, de Pedro Martínez, prisas de Mario, de Feuchtmann... Prisas que se contagiaron cual ‘coronavirus’ sin tiempo ya para otra vacuna de pizarra. También tiene que hacérselo ver el equipo en portería. Bien estuvo Slavic —que fue de más a menos— pero cuando salió Patoski el porcentaje de paradas cayó por los suelos. Sí, es cierto, ellos son una máquina de precisión alemana, pero la sorpresa estuvo más cerca de lo que muchos se pensaban al principio. Habrá que esperar a la cita con el Gorenje para soñar, esta vez sí, con dos puntos que alejen los fantasmas.

Liga Asobal: Barcelona, 33-Bidasoa, 25

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