Diario de León

BALONMANO

Otro recital y acelerón hacia la Copa

El equipo leonés acelera hacia la Copa Asobal tras deshacerse de un rival directo en otra exhibición de un Ademar que no tiene techo

Feutchmann hizo pleno desde los siete metros y Marchán fue letal en el pivote. JESÚS F. SALVADORES

Feutchmann hizo pleno desde los siete metros y Marchán fue letal en el pivote. JESÚS F. SALVADORES

León

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No hay quien pueda con un Abanca Ademar que ha vuelto a demostrar su capacidad de sacrificio para poner tierra de por medio respecto a un Balonmano Logroño que estuvo a merced de los leoneses durante buena parte del encuentro (34-31). La Copa Asobal está ahora algo más cerca después de adelantar a un rival directo que llegaba al Palacio en un gran momento de forma, como los de Cadenas, que suman ya ocho triunfos seguidos.  

Lo vio venir el técnico riojano, que modificó constantemente su planteamiento defensivo para taponar la sangría de goles que surgió tras el ecuador de la primera parte, cuando se desató un vendaval ofensivo que emergió, principalmente, de la figura de David Fernández, descomunal en cada uno de sus lanzamientos. Acabó el encuentro con ocho goles. No falló ni uno. Una mención aparte merece igualmente el croata Tin Lucin, que aportó cinco tantos en la primera mitad, uno menos que el lateral zurdo. Estuvo más apagado en la segunda, fruto del cansancio.  

Funcionó también la portería. Slavic dio un recital en esa media hora, sobre todo al final, gigante en cada una de sus intervenciones que frustraron la intentona riojana de reducir una diferencia que creció hasta los cinco tantos cuando la pareja arbitral izó la bandera blanca que abría la bocana de vestuarios. El trabajo de una defensa capitaneada por Carou y Juanjo, que del mismo modo aportaron en campo contrario, tuvo mucho que ver en ese acelerón final firmado por el conjunto leonés para alejar a Logroño (19-14). A la contra este equipo es letal. Y eso que Mario López y Gonzalo Carou, dos especialistas en los siete metros, fallaron sendos lanzamientos desde el punto de penalti. Enfrente tenían a Sergey Hernández, otro de los protagonistas de la Liga en este primer tramo de campeonato.  

Resultó imposible mantener un rendimiento tan alto tras el descanso. Apenas hubo errores. Ninguno reseñable. Tampoco lo permitió Logroño, que necesitaba cambiarle el guion al partido para tener alguna opción. Arrancaron ambos aspirantes a disputar la Copa, y a repetir en competición europea, con un intercambio de golpes que beneficiaba al equipo local, que resistía a pesar de los cañonazos de Garciandia y el buen hacer de Kukic, aunque David sacaba de nuevo a relucir su fusil.  

No obstante, los de Velasco limaron las diferencias y se situaron a solo dos goles de distancia (25-23), hasta el minuto 44, cuando Marchán, que en vez de dedos tiene pinzas en sus manos, sacó la exclusión de Kusán, que había hecho daño en seis metros, para que Feuchtmann, quien cogió la responsabilidad de los penaltis —hizo pleno— rubricara ese 26-23 que supuso un punto de inflexión en este segundo asalto, mucho más igualado.  

La defensa leonesa volvía a imponerse y Patoski, que suplió a Slavic, exhibió todo su potencial con intervenciones de mucho mérito, algunas a bocajarro, que le llevaron hasta un 42,8 por ciento de efectividad. Estuvo impresionante el bielorrruso, quien ha demostrado en este inicio de Liga que tiene calidad para defender la portería del Ademar, a pesar de las dudas con las que llegó a León.  

Pero más allá del protagonismo merecido de algunos jugadores, otra vez el equipo estuvo por encima de las individualidades. Cadenas puede respirar tranquilo cuando rota el bloque. El entrenador leonés ha sido capaz de sacar, en tiempo récord, una gran versión de cada uno de sus efectivos. Rubén Marchán es un pivote ofensivo que ofrece sobradas garantías. Juanjo también ayuda en ataque, Feuchtman, Gonzalo, Jaime... Y Pedro Martínez Camí, que ayer no quiso borrarse del compromiso a pesar del esguince de tobillo que arrastraba tras el encuentro de la Copa EHF ante la Vojvodina.  

El argentino ayudó desde el central. Y eso que cojeaba ostensiblemente. Pero es uno de los gladiadores de esa selección que dirige con la misma maestría el técnico de Valdevimbre, capaz de exprimir hasta cotas insospechadas las virtudes de una plantilla joven que parece mucho más madura. Lo demostraron ayer ante un rival directo que afrontó mejor el inicio del choque, marcado por las defensas y la efectividad en ambas porterías.  

Una igualdad sostenida hasta ese ciclón leonés que borró de la pista al conjunto riojano, al que se le complica su presencia en la próxima edición de la Copa Asobal que citará a los dos mejores de los mortales, al Barcelona y al Valladolid, conjunto anfitrión.  

De momento el Abanca Ademar llega al parón de selecciones asido a la segunda plaza y con la confianza reforzada tras un inicio de la temporada prácticamente inmaculado. Únicamente perdieron en el debut frente a Bidasoa. Todo lo demás han sido victorias. Este equipo no tiene techo.

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