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Rodrigo supera al lateral cubano Yoan Balázquez. SECUNDINO PÉREZ

Rodrigo supera al lateral cubano Yoan Balázquez. SECUNDINO PÉREZ

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Abanca Ademar 34 Teucro 22 El equipo leonés resuelve sin problemas un partido trampa

sergio c. anuncibay | león

El Abanca Ademar salió indemne de un partido que en los días previos se afilaba como un cuchillo de doble filo por las dudas que pesaban sobre el equipo después de dos derrotas consecutivas en Liga. El Teucro pagó los platos rotos (34-22). Fue zarandeado, barrido de la pista desde el primer minuto, sin opciones de inquietar al conjunto entrenado por Rafa Guijosa, que vivió de forma intensa el compromiso a pesar de que los leoneses fueron netamente superiores desde el arranque.

Tan sólo Yoan Balázquez aguantó el chaparrón resguardado bajo sus potentes lanzamientos, pero los gallegos no presentaron en el Palacio más argumentos que los exhibidos por el lateral cubano, que hizo lo que pudo, aunque enfrente se topó con un Ademar muy serio que acabó por apagar sus embestidas.

Sus dos primeros goles nada más comenzar el encuentro para poner al Teucro por delante (1-2) no fueron más que un oasis en el erial del conjunto gallego, incapaz de seguir el ritmo que impusieron los de Guijosa, eléctricos en ataque y muy sólidos en defensa. Juanín se hinchó en la primera parte, como Mario López, que dieron continuidad a las numerosas contras lanzadas por el Abanca Ademar, que sumó dos puntos trascendentales en la pelea que mantiene con Anaitasuna por el segundo puesto.

Funcionó como un reloj el equipo local, también cuando percutía sobre el 6-0 visitante en estático. No hubo, como otras veces, nubes negras. Tampoco displicencia, a pesar de que los leoneses disfrutaron de rentas de hasta diez goles, inéditas este curso.

Todo quedó resuelto en los primeros treinta minutos, frenéticos, sobre todo en ataque, donde los de Guijosa se dieron un auténtico festín para deglutir la crisis y mirar al frente con optimismo. Rompieron el encuentro prácticamente en cinco minutos, lo que tardó Simonet en cogerle el tempo al duelo para filtrar balones a Vieyra, que empezó bien pero acabó diluido, a Juanín, un martillo pilón a la contra, y a Pesic, que ayer aprovechó las carencias del contrincante para sumar cinco goles.

Si bien, los de Pontevedra dieron muchas facilidades y en ningún momento pusieron en aprietos al conjunto marista, que no acusó la presión y recuperó sensaciones para enfrentarse con garantías al partido de este sábado ante el Dinamo de Bucarest. La Liga de Campeones es harina de otro costal y, seguramente, un buen termómetro para ver si los leoneses han recuperado su mejor versión, aunque aún hay algunos jugadores que están lejos de su punta de rendimiento, como Vejin, el único que no pudo estrenar su casillero. Todos los demás efectivos de la plantilla hicieron al menos un gol al Teucro, que encaró el túnel de vestuarios prácticamente desahuciado (23-14).

Tras el descanso, el Abanca Ademar, que movió el banquillo como de costumbre, encontró más dificultades en la faceta ofensiva, aunque supo controlar a Balázquez, que hizo seis tantos en la primera mitad y sólo uno en la segunda. Aún así, los leoneses mantuvieron su colchón de seguridad y apretaron los dientes en el último tramo para imponerse al final por doce goles.

Este triunfo reconcilia al conjunto leonés con sus aficionados y fortalece la confianza del grupo, que asume un mes de noviembre muy complicado, cargado de compromisos, tanto de Asobal como de Champions. Habrá que jugar cada tres días y casi no hay margen de error porque en estos momentos hay entre el Anaitasuna y el Ademar cuatro puntos de diferencia, aunque los de Pamplona no han jugado aún el compromiso de esta jornada. Tampoco pueden permitirse fallos en la máxima competición europea si quieren acabar esta primera fase en alguna de las dos primeras posiciones, que conducen a la eliminatoria, paso previo a la siguiente fase del torneo continental. Falta mucho camino por recorrer pero el de ayer fue un gran paso para el conjunto marista, que cosió sus heridas.

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