Último fin de semana después de tres meses con claros y nubes

Castilla y León baja el próximo domingo el telón a la temporada de caza menor que se abría precisamente a finales de octubre. Y lo hace en el caso de la provincia con un balance que no supone sorpresa alguna aunque mejorable. De las tres piezas más apetecidas (perdiz, liebre y conejo), en dos de los casos las cifras se han movido por parámetros similares al del ejercicio precedente. La tercera ha sido la nota discordante.

En el apartado positivo hay que destacar a la perdiz. Se esperaban cifras aceptables e incluso estas han mejorado las de las perspectivas con cotos en los que lograr una buena percha ha sido menos complicado que en los años precedentes. Un dato que los cazadores esperan que se ala tónica para las temporadas venideras.

También en lo referido al conejo se puede decir que las cifras han estado acordes a lo esperado. Aunque el número de ejemplares ha bajado algo, se puede decir que no de forma importante por lo que los aficionados han podido tener opción de cobrarse algún ejemplar a lo largo de los tres meses de actividad de la caza menor.

La nota negativa ha venido en este caso de la mano de la liebre. Aunque las perspectivas no eran para elevar las sensaciones al notable o el sobresaliente sí para superar con claridad el aprobado. Y el resultado ha sido peor. Menos ejemplares en una población diezmada por los condicionantes sanitarios han hecho que el buen panorama de los años anteriores, no muy lejanos, se haya tornado en oscuro. Los cazadores esperan que sea sólo pasajero. La próxima temporada de caza menor será el termómetro para comprobar si es así o todo lo contrario. Algo que no se desea. Pero que está dentro de las probabilidades.