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Fútbol | Primera División

Vinicius se hace indispensable

El atacante del Real Madrid se gana un hueco como titular a base de goles, asistencias y desborde «Siempre intento mejorar en todos los aspectos», dice

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Óscar Bellot
León

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Son días de vino y rosas para Vinicius. El pletórico estado de forma del brasileño es una de las claves del liderato del Real Madrid, al que se aupó con un triunfo en el Reale Arena ante la Real Sociedad en el que sus eléctricas embestidas fueron determinantes para que Sergio Ramos abriese el marcador convirtiendo un penalti cometido por Diego Llorente sobre el carioca y que retuvo con su victoria contra el Mallorca en la trigésimo primera jornada de Liga, de nuevo con el ex del Flamengo como protagonista señalado.

Autor del primer gol frente al cuadro bermellón con una magnífica definición que recordó las picaditas de Raúl González, el ‘25’ tuvo el segundo en sus botas, pero el remate de cuchara, también al más puro estilo del mítico ‘7’ de los blancos, se estrelló contra el travesaño después de superar a Reina.

Fue una de las mejores actuaciones desde que porta la elástica del Real Madrid, ya que al repertorio ofensivo habitual plagado de desborde, atrevimiento y verticalidad, sumó acierto en el disparo y en el pase (un 82% de éxito), además de colaborar en labores defensivas con el rigor que ya aplicara frente a la Real Sociedad. «Esto es como un Mundial con pocos partidos y tenemos que estar concentrados desde el principio. Siempre intento mejorar en todos los aspectos», dijo el extremo, feliz por su labor personal y la consecución de tres puntos con los que el conjunto de Chamartín da otro paso hacia el título. «Vamos a dar el máximo para ganar las siete finales que nos quedan. Hemos ganado cuatro y vamos a por la Liga», incidió un diamante en bruto que ha demostrado ser el alumno más aplicado durante el confinamiento.

Ya lo hizo ante el Barça

El brasileño ha dejado atrás su fama de mal rematador con goles importantes

«Creo que estoy igual que antes del parón, pero es verdad que trabajé mucho en casa para estar bien físicamente», destacó Vinicius tras otra jornada afortunada para los blancos en el Alfredo Di Stéfano, donde se convirtieron en el primer equipo que alcanza las 1.100 victorias en Liga como local. Siempre derrochó velocidad y potencia, pero el carioca ha regresado como un pincel en el apartado físico, fruto de las semanas de arduo trabajo en el gimnasio de su residencia madrileña junto a su preparador personal, Thiago Lobo, y el cambio de hábitos alimenticios.

También ha mejorado en la toma de decisiones, el gran lastre en su primer curso en el conjunto de Concha Espina, cuando sus errores de cara a portería le convirtieron en carne de memes. Ha participado en cinco goles en sus siete últimos encuentros como titular, con tres dianas y dos asistencias como bagaje individual, además de ese penalti provocado en Anoeta.

Ya antes del parón había encarrilado la victoria en el clásico que puede terminar decantando el título. Convencido de tener una joya entre manos, pero determinado a que las enormes expectativas que se desataron con su fichaje no terminasen devorando a un joven que acababa de cruzar el charco, Zidane ha ido puliéndole a fuego lento, dosificando sus apariciones en el once hasta que ha derribado la puerta. «Nos quedamos a ensayar, no siempre, pero casi. Cuando tenemos tiempo y podemos trabajar delante de la portería. Es lo normal, con Vinicius Jr. y con todos», remarcaba el marsellés sobre esas clases particulares cuyos frutos afloran ahora.

La víspera del duelo contra el Mallorca le habían preguntado al técnico si veía compatible a Vinicius con Hazard, pese a que sólo habían coincidido 80 minutos sobre el césped esta temporada. «Pueden jugar juntos, no tengo ninguna duda», señaló tras incidir en que a él le gusta que cada jugador «esté lo más cómodo posible en el campo». Cuerpo extraño en la derecha, adonde tuvo que desplazarse en más de una ocasión desde la llegada del belga, Zidame aprovechó la ausencia de Casemiro para sacar la probeta y ensayar con un 4-2-3-1, con Benzema por delante de una línea en la que Vinicius permanecía en su hábitat natural a la izquierda, el ‘7’ operaba de enganche y Bale fungía en el carril diestro. El experimento funcionó a medias. Al Real Madrid le faltó brillo y control, lo que ante un rival de mayor enjundia podría haberle costado un disgusto. Lo reconoció Sergio Ramos, determinante una noche más en defensa y en ataque. «Hay que mejorar porque parece que se nos han atrancado algunas fases del partido», valoró.

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