Diario de León

Un futbolista protagonista

«Volvería a la Cultural, pesan más los buenos momentos que los malos»

García Cabezali, el exfutbolista de la Cultural que milita en el Wisla Plock polaco

Ángel García era del agrado de José Aira pero el plazo para tener de nuevo licencia acabó con el futbolista en el Wisla Plock.

Ángel García era del agrado de José Aira pero el plazo para tener de nuevo licencia acabó con el futbolista en el Wisla Plock.

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Eugenio González | Plock
León

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Ángel García Cabezali (Madrid, 1993) pudo reforzar a la Cultural en el pasado mercado de invierno. Cuando el club leonés despidió a Cea y vino Aira, el técnico berciano no entendía qué hacía sin ficha. La Cultural se puso manos a la obra para que pudiera jugar. Sin embargo, se dio cuenta que un jugador no puede volver a tener ficha hasta seis meses después de haberle dejado sin licencia. Es la única razón de su salida al Wisla Plock. Un año después aclara su singular relación y posterior baja en la Cultural.

—¿Cómo se definiría como futbolista?

—En general un jugador completo. No tengo una cualidad especial pero tengo un poco de todo. Soy físicamente bueno y técnicamente apañado. Tomo buenas decisiones en el campo y leo bien el juego.

—¿Cómo fue su fichaje por la Cultural en el mercado invernal de la temporada 2017/18?

—El Real Valladolid a nivel de club me quería, pero el entrenador Luis César Sampedro no confiaba en mí. Así que decidí salir del club. Antes de que comenzara el mercado de invierno ya hablé con la Cultural. Estaba muy interesada en ficharme. Cierto es que tuve una oferta del Reus, también en Segunda División y otras de Segunda B, pero no quería bajar de categoría. Al final me decanté por la Cultural por el interés que mostraron por mí.

—¿Fue Rubén de La Barrera su principal valedor?

—Lo conocía ya que fue mi míster en el filial del Real Valladolid hacía unos dos años y algo. Sin embargo fue el director deportivo (Óscar Cano) el que apostó por mí. Rubén fue el que dio el visto bueno a mi llegada. También conocía a Iván González y a Antonio Martínez, que habían estado en la cantera del Real Madrid conmigo, aunque eran más mayores.

—¿Qué balance hace de sus seis primeros meses en León?

—Al principio regular, ya que estuvimos mucho tiempo sin ganar. Luego tuvimos unos muy buenos partidos, pero nos faltó suerte y bajamos desgraciadamente.

—¿Fue el descenso a Segunda División B de la Cultural lo peor que le ha ocurrido en su carrera futbolística?

—Sí, yo lo pasé fatal. Son cosas que pasan en el futbol. Nadie las desea pero suceden. Bajamos por detalles. En las últimas jornadas hubo una serie de carambolas que nos perjudicaron. Cuando se desciende por un punto son simplemente detalles. Un punto que te dejas en el último minuto en un campo determinado.

—En el verano de la nueva campaña 2018/19 contaban con usted, ¿por qué no le hicieron ficha?

—Fue muy extraño porque a principios del verano mi agente habló con el director deportivo para ver qué pasaba conmigo tras el descenso a Segunda División B. Tenía opciones de equipos de Segunda División y de la Primera de Polonia como del Miedz Legnica que fue el primero que me contactó. Lo que yo suponía es que con la experiencia que tenía en Segunda División contarían conmigo para estar en la Cultural en Segunda División B. Así que me dijeron que sería una pieza importante en el proyecto para volver a subir y que si no venía un equipo pagando traspaso no iba a salir, con lo que me centré en la Cultural. El caso es que el club empezó a traer muchos jugadores mayores de 23 años. Se les acumularon las fichas y decidieron no hacerme ficha a mí. Todo esto me lo avisaron a diez días de cerrar el mercado, con lo que buscar una salida interesante era complicado. Mi agente buscó. Lo tuve casi hecho con el Alcorcón el último día pero al final se cayó y me quedé sin ficha.

—¿Cómo se sintió en esa larga espera de seis meses entrenando sin ficha?

—De lo más duro de mi carrera. Entrenaba, no como uno más porque me tenían apartado. Uno se siente muy válido pero no entiendes la situación. Lo único que te quedaba era esperar, mantenerte en forma. Lo más duro es que llegaba el fin de semana y no podía competir.

—Durante ese tiempo sin ficha le quiso el Salamanca. ¿Tuvo otras ofertas?

—Sí, del Salamanca. Y otras de Segunda División B, pero mi prioridad era seguir en el fútbol profesional, aunque fuese en el extranjero. Yo sabía que en España era muy complicado.

—¿Por qué decidió no esperar a febrero y se vino a Polonia a pesar de la confianza de Aira hacia usted?

—Despidieron a Cea y vino Aira. Me dijo que me había visto años anteriores y que no entendía qué hacía sin ficha y que quería hacérmela. Yo le contesté que me quería quedar en la Cultural. Así que el club se puso manos a la obra para que pudiera jugar. Sin embargo, se dieron cuenta que un jugador no puede volver a tener ficha hasta seis meses después de haberle dejado sin ficha. Por ello, tenía que esperar hasta finales de febrero. Eso suponía estar parado otros dos meses más sin jugar, con lo que Aira me dijo que él necesitaba un lateral izquierdo antes de esa fecha y yo un equipo para jugar cuanto antes. Entonces me busqué otras opciones.

—¿Por qué decidió embarcarse en la aventura polaca?

—Un intermediario polaco contactó conmigo para ir al Wisła Płock de Primera. Tenía como entrenador al español Kibu Vicuña. Fui a Polonia una semana a entrenar. Algo rutinario. Querían ficharme pero tenían que comprobar si estaba bien físicamente ya que llevaba varios meses sin jugar y me hicieron un contrato. Tuve la posibilidad también de ir al Arka Gdynia para ir una semana a comprobar si estaba bien físicamente, pero al final elegí bien viniendo a Płock sobre todo por el tema de que el entrenador era español. Ello me iba a facilitar las cosas.

—¿Deportivamente fue la Cultural una buena experiencia?

—A pesar de estar en una entidad importante como el Real Valladolid y más tiempo que en León, me quedo con la Cultural. Llegué a León con algo de experiencia a mis espaldas. Había jugado ya en Segunda División y di bastante buen nivel. Lo que pasa es que tuvimos la mala suerte de descender. En León me sentí muy cómodo, con la afición muy bien. Una pena. Esa ciudad con un equipo en Segunda División se vuelca mucho. Por esta razón es una pena que estén en Segunda División B. Esperemos que este año puedan subir.

—¿Cómo cree que le recuerdan en León?

—Tuve un paso fugaz pero creo que tienen una buena opinión de mí. Di un gran nivel. Marqué un gran gol al Tenerife, me lo recuerdan mucho. Con el paso del tiempo se olvidarán, pero yo siempre recordaré a ese equipo y esa gran afición.

—¿Cómo definiría a la afición de la Cultural?

—Es una afición fiel, a pesar de aquel año en Segunda División complicado que vivieron con un montón de jornadas sin ganar. El equipo dando no muy buena imagen, nos apoyaron muchísimo. Llenaban el campo. Daba gusto verlo. Sólo tengo buenas palabras para la afición leonesa.

—¿Cómo se vive en una ciudad como León?

—Es una ciudad muy acogedora, al estilo de Valladolid, pero más pequeña y tranquila. Tiene un centro de la ciudad que está genial, donde se come muy bien. En definitiva, una ciudad que está muy bien para vivir.

—¿Se sintió más querido por la afición o por los técnicos en León?

—Por la afición. Los seguidores me escribían mensajes de apoyo. No entendían que estuviera sin ficha. Con los técnicos no me fue mal. Sólo con Cea que no confió nada en mí. A nivel de club me dijeron que me querían, así que no guardo ningún rencor a nadie sinceramente.

—¿Cómo ve a la Cultural este año? ¿Retornará a Segunda?

—Han empezado muy bien. Es lo que yo esperaba. Al final conozco un poco a Aira, su entrenador, y sé que es muy profesional, muy metódico, sabe cómo trabajar los equipos. La Cultural además tiene buenos jugadores y si a un entrenador le das tiempo para trabajar al final los resultados salen. A pesar de que se quedaran fuera del play-off el año pasado, el club ha vuelto a confiar en Aira. Eso va a ser bueno.

—¿Volvería si se interesan por usted?

Sí, claro. A pesar de lo que ocurrió volvería. Pesan más los momentos buenos que los malos. Lo que ocurrió fue una decisión personal de un entrenador. Son decisiones que se toman en el fútbol. Cosas que pasan. Desgraciadamente me pasó a mí. Pese a todo, tengo un cariño especial a la Cultural y lo contemplaría sin dudarlo.

—¿Cree que está infravalorado en España?

—No creo que la palabra sea infravalorado. El otro día leí que España era el segundo país que más futbolistas profesionales tiene después de Brasil. Entonces claro, en España hay equipos contados, sobre todo a nivel profesional. Sólo hay Primera y Segunda División. Si la Segunda B también estuviera profesionalizada ayudaría a que más jugadores se quedasen en España.

—¿Qué sueño le gustaría cumplir en lo mucho que le queda de carrera?

—Sé que es súper complicado pero poder jugar en Primera División en España. Para eso están los sueños, para conseguirlos.

—¿Cómo le trata la vida en Polonia?

Bien, estoy bien. La principal diferencia con España es aquí hay menos vida en la calle. A las cuatro o cinco de la tarde está todo ya casi cerrado. No puedes ir a una terraza a tomarte un café. La vida es diferente. Yo paso mucho tiempo en casa, bastante más que en España.

—¿Qué sabía de Polonia antes de venir?

—Sabía lo típico. Un país muy afectado por la II Guerra Mundial, que estuvo bajo control socialista. Temas históricos principalmente. De todas formas tuve algún amigo que me habló del país. Me dijo que me iba a gustar, como Dani Suárez que estaba en el Górnik Zabrze y la verdad que tenía razón.

—¿Qué es lo mejor y lo peor de vivir en Polonia?

—Lo mejor conocer otra cultura y otro fútbol; y lo peor la distancia con los amigos y la familia.

—¿Cómo lleva el frío polaco?

—Estoy más adaptado. Lo llevo bien. Es cierto que en Valladolid y en León hace frío pero aquí mucho más (risas). Para entrenar tenemos un campo cubierto. Si no parasen la Liga en enero no se podría jugar porque los campos estarían helados.

—¿Por qué eligió el Wisla Plock para continuar su carrera deportiva?

—Desgraciadamente estaba en una situación un poco delicada. No tenía ficha con la Cultural que estaba en Segunda División B y el Wisla Plock me dio la oportunidad de volver a engancharme al fútbol profesional y confiaron en mí.

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