Diario de León

DE VIAJE A

El Camino brilla en Valdefresno

Con cerca de ocho kilómetros de extensión, la Ruta Jacobea vive una de las grandes etapas a su paso por este histórico municipio cargado de patrimonio, de fiestas singulares como la de la Sobarriba y de una gastronomía que conserva como pocas los sabores de siempre

ramiro

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León

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Poco queda —y bien lo sabe el peregrino que avanza hacia Santiago— para que el viejo Reino aparezca de pronto en el horizonte cuando la ruta por excelencia entra de lleno en Valdefresno, un municipio enclavado en la comarca de la Sobarriba —entre los río Torío y Porma— donde todo cobra otro sentido. Nada es lo que parece. Toda impresión se antoja escasa. Llega uno de los tramos más bellos del Camino, de los más largos dentro de la provincia.

Cruzarlo —dicen las buenas lenguas— es toda una experiencia, sobre todo si se pierde unos minutos para contemplar el patrimonio. Y es que, como ya contemplé en primera persona hace unos años, en sus pueblos las iglesias, ermitas, santuarios... siempre han sido un lugar de encuentro, fiesta, culto o celebración. Estos edificios religiosos y todo cuanto en ellos se conserva son parte viva de un patrimonio singular, diferente a lo que pueda verse en otros puntos de la geografía.

Desde el Ayuntamiento trabajan a conciencia para revitalizar cada vez más el Camino de Santiago porque saben bien que en su principal fuente turística, con un constante goteo de amantes del apóstol que en muchos casos desconocen la riqueza del lugar. Pero solo con escarbar un poco cualquier lugareño que se precie comenzará a charlar de su fiesta por antonomasia, la de la Sobarriba, que regresa puntual a Valdefresno cada mes de julio.

Los 20 pueblos que dan vida a toda la zona —Arcahueja, Carbajosa, Corbillos de la Sobarriba, Golpejar, Navafría, Paradilla de la Sobarriba, Sanfelismo, Santa Olaja de Porma, Santibañez del Porma, Santovenia del Monte, Solanilla, Tendal, Valdefresno, Valdelafuente, Villacete, Villacil, Villafeliz de la Sobarriba, Villalboñe Villaseca de la Sobarriba, Villavente— conforman uno de los municipios más amplios y diversos de la provincia. Uno de los denominadores comunes bien podrían ser las construcciones de sus viviendas, construidas con adobe o ladrillo al modo de las zonas llanas de León.

Valdefresno cuenta con cerca de ocho kilómetros de Camino, una de las etapas más amplias. La gente suele llegar desde Reliegos y acaba en León aunque el municipio cuenta con sus propios albergues. Un tramo de secano, con poca vegetación en el que sin embargo se esconden numerosos tesoros —algunos espirituales— que ayudan a quienes lo atraviesan a encontrarse a sí mismos. El alto del Portillo, hasta la rotonda, marca el final del Camino en el municipio.

Más allá de la Ruta Jacobea, a Valdefresno se le conoce bien por su fiesta de la Sobarriba, que regresa puntual cada mes de julio. Una fiesta para el reencuentro, la diversión, pero sobre todo para que los corros de Lucha Leonesa recuperen esplendor. Ningún amante de este deporte autóctono se pierde tan señalada cita que, lejos de perderse en la memoria de los nostálgicos, resurge con fuerza con cada edición dejando claro que aquí las tradiciones no se permiten el lujo de dejarse morir. Llega en plena etapa estival, cuando más población hay en toda la zona y con la Liga de Verano dando sus primeros e importantes pasos.

Cualquier momento es bueno para acercarse a este municipio colindante con la capital leonesa, para empaparse de su Camino, para conocer a fondo su patrimonio o bien para degustar una gastronomía que conserva como pocas los sabores tradicionales de siempre de la cocina autóctona.

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