Diario de León

De viaje a Mansilla de las Mulas

Traspasar sus fronteras es regresar por un rato a la Edad Media. Su principal legado es el recinto amurallado de origen medieval que justifica su designación como Conjunto Histórico Artístico del Patrimonio Nacional. La plaza del Grano, el Postigo o el Museo Etnográfico Provincial son otras de sus grandes joyas

marciano

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Publicado por
Pablo Rioja Barrocal
León

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No es una villa cualquiera la de Mansilla de las Mulas, que presume de realengo desde la Carta Puebla de Fernando II y Señorío desde el siglo XV. Aunque por presumir que no quede, sirvan su Feria del Tomate, las Jornadas Medievales, los Carnavales o el evento más próximo en el calendario, la siempre concurrida Feria de San Martín como ejemplo de su variedad y calidad.

Cuando uno cruza sus fronteras y se pierde en las singulares calles, plazas y construcciones del casco más antiguo no puede por menos que viajar varios siglos atrás y creerse en mitad de la más grande novela de Ken Follett. Se trata de una villa con importante pasado histórico cuyo principal legado es su recinto amurallado de origen medieval que justifica su designación como Conjunto Histórico Artístico del Patrimonio Nacional ya desde 1931. La fortificación llega a alcanzar los tres metros de espesor en algunos de sus tramos. De sus cuatro puertas, la mejor conservada es la llamada Puerta de la Concepción o Arco de Santa María, construida sobre la calzada romana, mientras que de la de San Agustín y de la de Santiago o Puerta Castillo sólo quedan partes de sus respectivas estructuras. Y aunque cualquier recoveco merece la pena, nadie debería perderse el Postigo; la plaza del Grano; la iglesia de San Martín; la Casa de Cultura; la ermita de la Virgen de Gracia o la iglesia de Santa María.

Mención aparte merece uno de sus símbolos más reconocibles, el Museo Etnográfico Provincial, que recoge el patrimonio cultural que ha forjado las raíces del pueblo leonés. Mansilla es también punto importante en el Camino de Santiago. Su secular hospitalidad con los peregrinos y el excelente trato a los visitantes, con buenos servicios de hostelería y restauración son sus señas de identidad. Insisten quienes mejor lo conocen en no dejar de pasearla de norte a sur y de este a oeste. Una ruta recomendable lleva por el exterior de la muralla, hacia la fuente de los Prados o quizá la conocida como Ruta de los Monasterios. El río Esla es el corazón de Mansilla, que queda en su margen izquierda. Río truchero, con una longitud de 235 kilómetros. Y para comer, aquí el cocido tiene su propia modalidad. Es muy recomendable la cocina relacionada con la matanza: embutidos, callos, mollejas, así como el conejo picante.

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