Degusta un 'culín'

Es la bebida asturiana por antonomasia, sorprende y cautiva por igual, sacia la sed y da gusto al paladar. Y es que la sidra no se bebe, se degusta. E incluso ahora existe una ruta que incluye pomaradas, lagares, fábricas, museos, visitas guiadas y por supuesto, sidrerías para disfrutarla de primera mano.

La iniciativa surge del Plan de Turismo Gastronómico de Asturias y se antoja imprescindible todo el año, aunque especialmente este mes, pues coincide con la espectacular floración del manzano. Merece la pena visitar la Finca La Rionda de Villaviciosa, la fábrica de Sidra El Gaitero y sus históricas instalaciones o también otros lagares como los de Sidra Cortina o Sidra Castañón, que además permiten conocer los espléndidos pueblos marineros de Tazones y Lastres o quizá descubrir las magníficas iglesias románicas de Amandi, Santa María de la Oliva, el monasterio de Santa María de Valdediós o la joya prerrománica de San Salvador de Valdediós.

Por su parte, Nava —capital durante el verano de la sidra asturiana, con su Festival Internacional de la Sidra del 11 al 13 de julio— es la sede del Museo de la Sidra, muy recomendable para tener una visión global de lo que supone la cultura sidrera. A la salida de la villa se encuentran el lagar de Sidra Viuda de Angelón y la fábrica de Sidra Pomar.

Gijón también cuenta con numerosos sitios donde gozar con un culín de sidra. Destacan Trabanco, Bernueces y Menéndez. Más hacia el oriente, a las puertas de los Picos de Europa se erigen dos pequeños lagares; el de Sidra Basilio en Arriondas y la Pumarada El Romano, en Llanes. Y para rematar la ruta, frente al Naranjo de Bulnes, se puede participar en la Ruta del quesu y la sidra, una visita guiada que explica las peculiaridades de la vida rural y remata con una espicha. Para conocer más datos puede visitarse la web www.saboreandoasturias.org.