Diario de León

La Tejera

La olla ferroviaria resucitada

Cistierna.. En el vagón, seis horas hirviendo. Comida hecha en el trabajo. Es la olla ferroviaria, que ha recuperado ahora un restaurante de Cistierna para servir en una mesa. . ??. . POR marcelino cuevas. La TejeraValmartino. Cistierna987 70 12 70

María Lucía y Ángel junto con la tradicional y casi desaparecida olla ferroviaria que ellos han recuperado y donde preparan su plato estrella.

María Lucía y Ángel junto con la tradicional y casi desaparecida olla ferroviaria que ellos han recuperado y donde preparan su plato estrella.

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La olla ferroviaria es un sabroso recuerdo del pasado, de cuando los trenes circulaban casi a paso de caballería y de cuando los que los manejaban eran auténticos aventureros que sabían cuando salían de su casa con la tradicional cesta de mimbre más o menos llena de viandas, pero nunca cuando regresarían al hogar. Los ferroviarios comían en el camino, unas veces en frío, de lo que habían traído previsoramente de su casa, y en otras ocasiones en caliente, guisando en las hoy olvidadas ollas ferroviarias.

El tren del hullero, de la Robla, de Matallana, o de Bilbao, que éstas y muchas otras denominaciones tenía el convoy de vía estrecha que llevaba carbón y viajeros desde las cuencas leonesas a las industrias vascas, era, si cabe, un poco más lento aún que los prepotentes ferrocarriles del norte. Y en este tren también los ferroviarios cocinaban en sus ollas.

Era la olla un instrumento fabricado artesanalmente en el que el combustible era carbón vegetal, que se situaba alrededor de un puchero en el que se cocían pausadamente los ingredientes de la olla. Era un sistema seguro y que no requería de cuidados. A primera hora de la mañana se ponían en su interior las carnes o el pescado, las patatas o alubias y todos los ingredientes que se tuvieran a mano, se prendía el carbón y allí, en un rincón del vagón, se dejaba cocer durante cuatro o cinco horas. Cuando se levantaba la tapa a la hora de comer todo estaba dispuesto, cocido y caliente para disfrutar mientras el hullero hacía otra interminable parada en su largo recorrido.

Hoy se puede disfrutar de la original gastronomía surgida de este elemento ferroviario en pocos lugares, uno de ellos está al lado de Cistierna, en Valmartino, y se llama La Tejera. Mª Lucía y Ángel, han creado un complejo turístico a su medida, en el que destaca su restaurante en el que, normalmente por encargo, se puede disfrutar de unas estupendas ollas ferroviarias a base de caza o marisco. Están elaboradas con jabalí, corzo, liebre o fresquísimo marisco llegado directamente de Asturias, y habas blancas o patatas y, como verán en la receta, sin ningún misterio. Su precio, para una media docena de personas, más o menos, es de unos 50 o 60 euros.

Ángel es un hábil artesano que no solo ha decorado el restaurante con magníficos trabajos de talla en madera, sino que también ha sido capaz de fabricar esas ollas que hoy hacen la delicia de sus clientes. Dice este mesonero prodigioso que «todo aquel que quiera degustar comida montañesa, podrá hacerlo cada día en nuestro comedor. Además tenemos un entorno diferente y natural, y unas instalaciones con bungalows , sauna, piscina… y la montaña justo al lado».

Otra de las especialidades de la casa es el cocido que preparan cada jueves y que es tan contundente y sabroso como usted pueda imaginar que se cocina en esta cuenca del Esla.

Mª Lucía y Ángel también elaboran su propio embutido, de lo mejor que hayamos probado nunca, sobre todo el jamón, que nada tiene que envidiar a los tan alabados pata negra, un jamón tan proletario como maravilloso.

Comienza la carta de La Tejera con ensaladas y sopas, para abrirse después a las raciones. Las hay de pimientos rellenos, puerros con gulas, puerros con ventresca, setas con almejas, atún encebollado y morcilla, entre otras muchas cosas. También tostas de foie y caramelo, tomate y jamón, o crema de queso y un genial revuelto de pisto y morcilla.

En pescados sus especialidades son, el rape, la merluza, el lenguado, la lubina y la dorada a la plancha, y las Almejas a la marinera.

En carnes destaca su impresionante chuletón, de una carne que solamente puede encontrarse en estos hermosos valles del Esla. Naturalmente también hay solomillo, lechazo al horno, chuletillas de lechazo y solomillo y lomo de cerdo.

Los postres son los tradicionales, natillas, arroz con leche, flan de huevo, tarta de queso u hojaldre con chocolate caliente.

Por encargo ofrecen también pollo de corral con bogavante y cochinillo asado. Tienen un estupendo menú diario a 9 euros, y uno especial para los fines de semana a 12.

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Cocina Notable

Servicio Notable

Decoración Bien

Bodega Bien

Puntuación (de 1 a 10) 8,5

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