Una pasión compartida

Cuando nos planteamos qué tipo de blanco queríamos hacer pensamos que tenía que ser un godello... un godello fermentado en barrica y con crianza, un blanco con uva autóctona que nos diera un vino con cuerpo y volumen». Eso ocurrió en 2010 y lo recuerda así Eva Blanco, directora general de la bodega con base en Dehesas. La respuesta a esa demanda de los clientes de Estefanía, que empezaba a ser además un clamor del sector para el que los tintos Tilenus —hasta entonces sólo elaboraba mencías— eran una referencia de la más alta calidad, nació generosa y complaciente del mejor criterio, la enorme capacidad enológica y la desbordante imaginación de Raúl Pérez Pereira, director técnico de la bodega y sin duda la figura internacionalmente más relevante del vino berciano. También de un trabajo titánico de todo el equipo humano de la casa, que inició entonces la sacrificada y delicada labor de injertar de la variedad Godello las espalderas más altas del viñedo propiedad de la badega. Son viñas situadas a unos 850 metros de altitud, donde el suelo es más austero, pero también más complicado. Y fue entonces José Prada, responsable de viticultura, quien eligió el cepaje más apropiado para ello y es quien, todavía ahora, nueve años después, sigue poniendo criterio en esa labor de transformación del viñedo que no viene sino a demostrar la firmeza de esa convicción en la apuesta por la variedad autóctona y por un vino genuino que ya está en boca de todos. Los incrementos anuales de producción y ventas avalan la certeza y el éxito de aquella elección.

Una decisión estratégica y cabal que en 2012 permitió a Bpdegas Estefanía poner en el mercado el primer Tilenus Godello . Había fermentado en fudre de madera y envejecido durante diez meses en barrica de roble francés. Aquellas primeras cuatro mil botellas se vendieron de manera inmediata y dejaron el mejor sabor en el paladar del mercado, razones más que suficientes no sólo para incrementar el volumen de la edición 2013, sino para idear ya un segundo godello que inevitablemente debería explorar la juventud y la frescura. De manera que en 2016, ya con producción suficiente en las viñas, se lanzó el Tilenus Monteseiros , fermentado parcialmente en depósitos de acero inoxidable y ya sin envejecimiento en barrica. El que en su mención toma el nombre de la finca de la que procede la uva es un blanco fresco, menos complejo, de consumo inmediato, de barra y de rotación en el mercado. En los mercados: el Bierzo y el resto de la provincia en primer lugar, pero también en Madrid, Barcelona y en general el arco mediterráneo. El otro blanco de mayor complejidad se vende sobre todo en China, Canadá, Estados Unidos, Suiza y Alemania, y frente a las 20.000 botellas del primero en la añada 2018, del segundo envejecen en fudres y barricas 12.000 litros que llegarán al mercado a partir del mes de agosto.

Sin prisas, porque la filosofía del grupo es la de tomarse el tiempo suficiente para elaborar bien los vinos, defendiendo las variedades autóctonas, en denominaciones de producciones limitadas, con enólogos y técnicos que disfrutan de su trabajo y que lo viven con enorme pasión en la viña y en la bodega.