Diario de León

La recomendación de... Julio Gómez Tranches, editor y director de diario de Transporte

Vega baja del Esla

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Una propuesta para disfrutar de uno de tantos encantos como tiene nuestra provincia de León es bajar al sur y perderse entre sus múltiples rincones para saborear con calma todo lo puede llegar a esconder la Vega baja del Esla. El sábado, Valencia de Don Juan, esa mítica Coyanza, celebra este fin de semana sus fiestas patronales que fusionan en una las de La Virgen del Castillo Viejo y las del Cristo de Santa Marina. Visitar tranquilamente su Iglesia de San Pedro, justo al lado del Ayuntamiento, contemplar la maestría de su retablo del año 1.543. A continuación, perderse sin ningún miedo por sus calles, visitando los bares y restaurantes locales, degustando las obligadas tapas leonesas. Sin perderse, por supuesto, su castillo desde el que se contempla la llanura de la Vega del Esla.

Al día siguiente, tomaremos la CV-232-18 para recorrer los pueblos que surgen en la margen izquierda del río más caudaloso de la provincia. Primero nos encontraremos con San Millán de los Caballeros, que debe su nombre a que era el campamento-residencia de los soldados en la Edad Media. Aunque el pueblo nos pueda parecer pequeño, tiene mucho encanto si sabemos admirarlo con calma, disfrutando de sus calles y hablando con sus gentes. Sin dejar el sur llegamos a Villademor de la Vega. Nos recibe a la entrada su ermita de la piedad, con sus soportales. Pero el pueblo tiene mucho más que ver. La Iglesia de San Pedro Apóstol, la plaza con el monumento que la preside —El Rollo de la Justicia— popularmente conocido como ‘La mona’. Pero disfrutando también de la gastronomía local y de la paz de sus calles. Desde allí partiremos hasta el siguiente pueblo al que nos lleva la carretera, Toral de los Guzmanes, con su majestuoso Palacio-Castillo, una fortaleza de anchas paredes construido en el siglo XIV que esconden entre sus murallas una parte importante de la historia de España en general y de la Guerra de las Comunidades, en particular. Dentro del mismo edificio se encuentra el Museo del Botijo, que alberga la mayor colección del mundo de botijos de barro y que así está reconocido en el libro Guinness de los Records. Por supuesto cuenta con restaurante, pero no podemos perdernos la gastronomía local del resto de bares de la localidad. Ni pasear por sus calles, visitar su Torre de estilo Mudéjar y si tenemos oportunidad, la Iglesia de Santa Marina.

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