Diario de León

castro bergidum | PIEROS

Vinos para hacer buen Camino

Con nueve vinos en la calle y amplísimos horizontes abiertos en el mercado internacional, Castro Bergidum S.L. desarrolla su proyecto vitivinícola en la ladera norte del Castro de la Ventosa, al paso del Camino de Santiago. Pero su idea, más allá del vino, relaciona a éste con el turismo.

Sobre la ladera norte del Castro de la Ventosa se trabaja en la construcción de una bodega y un albergue de peregrinos.

Sobre la ladera norte del Castro de la Ventosa se trabaja en la construcción de una bodega y un albergue de peregrinos.

Publicado por
Rafael Blanco
León

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Berciano de pura cepa, y nunca mejor dicho porque la vinculación familiar con la viña alcanza a varias generaciones, Víctor Arroyo Alba es también un personaje imprescindible en el vino berciano. Nacido entre viñas, toda su vida ha transcurrido en torno a la mencía. Y esa sigue siendo su apuesta al afrontar una nueva tentativa en el vino de calidad. Avalado por la experiencia de los ocho años que desempeñó el cargo de secretario del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bierzo y los quince dedicados a la gestación y desarrollo del proyecto Agribergidum, Arroyo Alba parte de una idea que siempre tuvo en cabeza para dar forma y contenido a Bodegas y Viñedos Castro Bergidum SL, tomando como base las quince hectáreas del viejo viñedo familiar, el profundo conocimiento del sector y la ubicación privilegiada al paso del Camino de Santiago de una finca de nueve hectáreas en la que se ubicará la bodega como complemento de una actividad que va más allá de la viticultura y la enología para aprovechar la relación de esas dos actividades con la vida y el tránsito intenso de personas de todo el mundo por el itinerario cultural más importante de Europa. Esa magnífica propiedad ocupa parte de la ladera norte del Castro de la Ventosa, del que se desciende entre soberbios cerezos, manzanos y perales plantados hace cincuenta años que abren un paseo esplendoroso hacia la cumbre, dejando a un lado y a otro espacio para la plantación de nuevo viñedo y, por tanto, para la recuperación de una actividad de cuyo pasado dan testimonio viejas cepas hace tiempo abandonadas y ya arrancadas. En la parte baja de la finca, al lado de la carretera y justo cuando ésta corona el alto de Pieros, se construye ya un albergue de peregrinos y a media altura, sobre la ladera y mimetizada con ésta, una bodega de desarrollo modular y perfectamente integrada en el paisaje, pero para una previsión de producción contenida dentro de un proyecto dimensionado para compatibilizar la actividad vitícola y la elaboración de vinos de calidad a partir de procedimientos artesanales con el enoturismo, que tantas oportunidades ofrece en el Bierzo.

Con el mercado exterior como objetivo y para dirigirlos a través de varios canales de comercialización, el catálogo se abre con un tinto joven de acceso para el mercado anglosajón, Spanish Steps (15.000 botellas; 2,50 euros en bodega). Por encima, tres líneas paralelas, Orellán, Esencial y BZO, con monovarietales godello en los dos primeros casos (8.000 botellas; 5,50 y 7.000; 7,50), tres tintos jóvenes (20.000; 4,50; 6.000; 8,00 y 20.000; 4,75), robles en el primer y tercer caso (8.000: 7,00 y 8.000; 7,60) y crianza sólo en el segundo (8.000; 9,00). La idea de Arroyo es desarrollar su apellido como marca que entronca con una larguísima tradición familiar ni siquiera rota cuando en los años sesenta y setenta la anterior generación se vio obligada a relegar la viña como actividad principal y buscar otro modo de vida ante los abusos en el precio a los que finalmente las cooperativas acabaron poniendo fin. Frente a ello lo que ahora se impone es una mirada al pasado, la recuperación de la tradición y el regreso al vino artesanal. Y una relación personal y directa con el consumidor. En eso se está ya en Castro Bergidum.

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