Diario de León

El asfixiante calendario de Dia para esquivar la quiebra se complica

Con el 20 de mayo subrayado en rojo en su calendario la aceptación de la opa no parece fácil.

Uno de los supermercados de Dia en Ponferrada. L. DE LA MATA

Uno de los supermercados de Dia en Ponferrada. L. DE LA MATA

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efe | madrid

La última maniobra de LetterOne para garantizarse el éxito de su opa sobre Dia lleva al límite los ya de por sí ajustados plazos que afronta la compañía para poder esquivar la quiebra, con el 20 de mayo señalado en rojo en el calendario. Analistas, accionistas minoritarios y fuentes próximas a la propia compañía se muestran sorprendidos por el último movimiento del multimillonario ruso Mijaíl Fridman —quien controla LetterOne y cuenta con una participación en el grupo de supermercados del 29%— y advierten de que la situación es «extrema».

Inicialmente, el plazo de aceptación de la opa expiraba el 23 de abril, después se aplazó al día 30 y, a posteriori, se prolongó hasta el 6 de mayo. Sin embargo, el proceso está congelado desde el 30 de abril, cuando Fridman realizó su última petición a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para que considere los 67 céntimos que ofrece en su oferta como «precio equitativo»; una vez decida si acepta o declina su solicitud, faltarán 5 días laborables hasta que cierre el plazo de aceptación de la oferta.

Después llegaría el momento del recuento, que se suele prolongar durante días, lo que en la práctica implica que sólo podrá conocerse el resultado de la operación a mediados o finales de la próxima semana, en el escenario más optimista. Tras ese capítulo, la compañía necesitaría abordar la ampliación de capital que propone LetterOne por valor de 500 millones de euros, actualmente la única opción que está encima de la mesa de forma oficial para recuperar el equilibrio patrimonial y que la empresa no se vea abocada a tener que reestructurar deuda, pedir el concurso de acreedores o ir a liquidación.

Como condiciones para ejecutar esta recapitalización, Fridman exige que su opa tenga éxito -incluso en el caso de no tener el control de la mayoría del capital-, contar con una mayoría de los miembros del Consejo de Administración y firmar un acuerdo con la banca acreedora que, de momento, todavía no llega.

El magnate ruso quiere que las entidades financieras aplacen el vencimiento de toda la deuda a largo plazo de DIA hasta 2023, pero por ahora no hay consenso.

Para todo ello hay de plazo hasta el 20 de mayo, día en el que vence el tiempo del que dispone la compañía para salir de la quiebra técnica en la que se encuentra desde finales de diciembre.

El asfixiante calendario que afronta la cadena para conseguirlo se ha apretado todavía más por la citada última petición de Fridman, que ya la semana pasada -en una estrategia que analistas coinciden en describir como poco frecuente- reclamó que considere los 67 céntimos de su oferta como «precio equitativo».

Esta petición, de ser aprobada por la CNMV, le permitiría modificar las condiciones de su opa sin subir el precio y, concretamente, rebajar sus exigencias: si antes requería pasar del 29 al 64,5 % del capital para ejecutar la operación y la semana pasada aceptó reducirlo al 50 %, ayer mismo ha anunciado que ya ni siquiera fija porcentaje mínimo.

Fuentes del entorno de LetterOne hablan de una especie de «concesión» para mostrar su compromiso con el futuro de DIA, incluso en el caso de no tener el control de la compañía, pese a que se muestran confiados en convencer a suficientes accionistas para superar el 50%.

La analista de Renta 4 Ana Gómez admite, por su parte, que la mayoría de las decisiones de venta se mueven «en las últimas horas», aunque también apunta a que detrás de esta rebaja de sus exigencias puede obedecer a un intento por «guardarse las espaldas» y garantizarse sacar adelante la opa pase lo que pase.

Minoritarios enfrentados al magnate ruso hablan incluso de la posibilidad de que LetterOne juegue con el miedo y pretenda «asustar» para dibujar un escenario tan sombrío que haga a algunos accionistas acabar vendiendo sus participaciones.

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