Diario de León

La banca ajusta las comisiones que cobra para no perder clientes

Las entidades mantuvieron el precio en 2020 a costa de contratar seguros o inversiones

Imagen de la sucursal del Santander. RAMIRO

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Pocos clientes bancarios se habrán librado en las últimas semanas de ver cómo sus entidades les han comunicado el aumento de los gastos que conlleva el mantenimiento de una cuenta, la renovación de la tarjeta o el uso de algunos servicios en la sucursal de toda la vida. Anticipar esta política de precios no significa que el banco haya aplicado su intención ‘ipso facto’. Porque las entidades juegan con una baza: la posibilidad de eludir esos costes a cambio de contratar un producto, realizar una inversión e incluso pedir un crédito. La política comercial de los bancos se ha visto aún más alterada por la crisis del coronavirus en 2020, un año en el que el conjunto de las entidades con negocio en España cobraron de forma neta más de 10.100 millones de euros en todo tipo de comisiones. Apenas supone un 0,3% más, de media, que en 2019. Los ingresos de algunas firmas han subido como la espuma, los de otras se han mantenido casi intactos y en algunas han llegado a caer. El tipo de comisión del que dependen esos ingresos en cada banco ha dado un resultado más positivo en unos bancos que en otros, dependiendo del negocio que tienen. En general, los responsables de los grandes bancos se han mostrado estos últimos días satisfechos por la evolución de estos ingresos. Sin apenas margen para mejorar sus ingresos por los tipos de interés que cobran en sus créditos, las comisiones se han convertido en el pilar donde reside buena parte de sus esperanzas para cuadrar las cuentas.

El problema es que se ven obligados a hilar muy fino para mejorar esa partida y, a la vez, no perder clientes. Porque el cobro de una comisión siempre provoca rechazo entre los usuarios. El ejemplo más claro es el de los depósitos. Ningún banco cobra por este producto, por ahora. Todos rechazan aplicar esos costes de forma generalizada a los particulares. Pero empiezan a surgir excepciones. Por ejemplo, BBVA cobra por los depósitos superiores a 200.000 euros a clientes poco vinculados, que tienen esos importes principalmente a la vista. Es una vía para tratar de mover ese dinero, porque a la banca le cuesta ahora mismo un depósito, más aún de tan importantes dimensiones como estos. El resto de bancos sigue una política desigual. Aunque con un interés medio del 0%, como el que se aplica a estos productos, revela que hay depósitos por los que se está pagando aunque sea indirectamente por el mero hecho de aplicar una comisión por mantenimiento, la más habitual. Casi todas las entidades sí cobran a los grandes clientes y patrimonios, así como a las empresas, por los servicios de tesorería con los que gestionan.

Lo que sí pagan los clientes cada vez con más asiduidad son los servicios asociados a sus tarjetas. Con un parque de 87,5 millones de plásticos en los bolsillos de los ciudadanos, este producto se ha convertido en un filón para la banca, aunque en 2020 el descenso de las compras, por el coronavirus, también ha resentido estos ingresos. La banca ofrece no cobrar comisiones a cambio de algo. ¿Problema? Que esa posibilidad puede acabar resultando aún más costosa que la propia exención de la comisión. Las entidades suelen promover la contratación de un seguro y también abren la puerta a que el cliente comience a invertir a través de un fondo.

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