Diario de León

El BCE dejará de comprar deuda ya en julio y perjudica a España

Alemania presiona para subir los tipos y los países del sur piden esperar a ver cómo va la guerra

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo. RONALD WITTEK

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo. RONALD WITTEK

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La agresión rusa a Ucrania ha añadido un importante grado de incertidumbre a la evolución de la economía europea, que apenas comenzaba a recuperarse del impacto de la pandemia. El Banco Central Europeo (BCE) reafirmó ayer su decisión de poner fin a su compra de deuda a partir de julio, una medida en la que la elevada inflación registrada en la zona euro —que alcanzó el 7,5% en marzo— fue determinante.

La interrupción del programa de compra afectará especialmente a los países más vulnerables de la región, entre los que está España, con una deuda pública que superó el 121% del PIB en 2021. Las diferencias entre los países del norte y del sur se notaron en la reunión del consejo del BCE, donde el bloque liderado por Alemania presionó para acabar con las compras de deuda para poder subir los intereses antes de verano, un paso que ya han tomado entidades como el Banco de Inglaterra y la Reserva Federal estadounidense. El bloque de los países del sur, en cambio, apostaba por esperar a ver cómo se desarrolla el conflicto en Ucrania.

Finalmente, en la reunión previa, el consejo de gobierno del BCE acordó acelerar el fin de sus compras de deuda. Y el jueves reafirmó que el programa acabará en el tercer trimestre del año. Así, el banco europeo irá retirando gradualmente sus compras con 40.000 millones de euros en abril, 30.000 en mayo y 20.000 en junio.

Con todo, la calibración de las compras para el tercer trimestre del año dependerá de los datos que recabe la entidad y «aún no se ha establecido en qué mes en concreto se pondrá fin al programa de compra de deuda», indicó la presidenta del BCE, Christine Lagarde.

El organismo seguirá sin tocar, por ahora, los tipos de interés. «Cuando se haga, será de forma gradual y, en cualquier caso, una vez se haya puesto fin a la compra de deuda», repitió Lagarde.

El coste de la energía ha experimentado un gran incremento con la pandemia y se ha disparado desde el inicio de la invasión rusa, con un aumento de precio del 45% en un año. Ese precio está impulsando el coste de bienes y materias primas a nivel global. «A ello hay que añadir nuevos cuellos de botella de bienes que provocan disrupciones en la producción de algunas empresas», añadió Lagarde.

Según los últimos datos del banco europeo, los precios se mantendrán elevados en los próximos meses, lo que añadirá presión sobre los sectores más afectados. «También se ha revisado al alza el riesgo de que la inflación permanezca por encima del 2% a medio y largo plazo». Esa duda que plantean ciertos informes pone en jaque las previsiones del BCE, que confiaba en reducir la inflación por debajo de ese umbral en el medio y largo plazo.

El conflicto en Ucrania está teniendo, además de consecuencias humanas, materiales y económicas terribles, un efecto devastador sobre la confianza de empresas y consumidores. Lagarde avisó el jueves de que la guerra está «deteriorando gravemente» la confianza, lo que afectará a la actividad económica de Europa.

La flexibilidad en las políticas monetarias ha sido la principal receta del BCE desde el inicio de la pandemia. Ahora, con la guerra, el organismo ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento económico y estima que «se ralentizará en los primeros meses del año». Apuntan además que el ahorro de los hogares durante la pandemia impulsará el consumo interno de la Eurozona. La entidad confía, además, en que las inversiones y reformas en el marco de los fondos Next Generation «acelerarán la transición energética, afianzando el crecimiento de la UE a largo plazo».

La buena salud del mercado laboral europeo es otro punto positivo a tener en cuenta, según indica el BCE. «El desempleo ha caído a un histórico 6,8% en febrero», destacó Lagarde. Ese dato, unido al «robusto crecimiento» de la economía antes del inicio de la guerra, hace que el banco europeo muestre cierto optimismo dentro del clima de incertidumbre que agita la economía mundial.

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