Diario de León

La inflación de la UE cae al mínimo y alienta al BCE a tomar medidas

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J.A. BRAVO

Frenar un escenario económico «cada vez peor». Ese es el objetivo que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, se puso en la última reunión de su consejo de gobierno celebrada el 25 de julio pasado. Lo hacía a la vista de que los motores de la economía europea, y en especial en la zona euro, empezaban a griparse de nuevo como han evidenciado los datos macroeconómicos conocidos en las últimas fechas. Sin ir más lejos, ayer Eurostat, la agencia estadística de la UE, confirmaba que la inflación media en el territorio del euro se situaba en el 1% el mes pasado, su nivel más bajo desde noviembre de 2016.

En un solo mes ha bajado tres décimas y el dato de julio es todavía una décima peor de lo que se esperaba conforme a las previsiones más negativas. Tampoco el promedio del índice de precios de consumo (IPC) para la Unión Europea en su conjunto es mucho mayor, al situarse en el 1,4% y descender dos décimas respecto a junio. La menor presión alcista de los costes energéticos —que también explica que la inflación en España no haya pasado del 0,5% en tasa interanual el mes pasado— es la principal causa de esa evolución bajista, pese a que los alimentos frescos se encarecieron un 1,7% en tasa interanual tras subir de una sola vez siete décimas. Por países, Portugal ya tiene un índice negativo (-0,7%) y en Italia no pasa de un muy modesto 0,3%.

La semana pasada también Eurostat confirmaba otra mala noticia para los socios europeos. El Producto Interior Bruto (PIB) de la eurozona sólo creció un 0,2% en el segundo trimestre del año, una décima menos que en el primero. Y eso sin contar aún el previsible impacto negativo del recrudecimiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, las dos primeras potencias económicas del mundo, que acusaría de manera negativa la UE por ser una de las principales regiones exportadoras.

Es, sin duda, el negro escenario que se temía Draghi, sin olvidar que la importante ralentización del PIB ha provocado que la ocupación en la zona euro sólo subiera dos décimas en julio, lo que supone el menor ritmo de creación de empleo en cuatro años mientras que en tasa interanual crece un modesto 1,1%. Por eso las principales casas de análisis del mercado empiezan a descontar ya que el BCE podría no esperar a finales de año para reducir sus tipos, puerta que abrió hace apenas un mes cuando señaló que cuanto menos se mantendrían «en los niveles actuales» hasta mediados de 2020, aunque podrían ser «más bajos».

Las entidades financieras podrían llegar a cobrar por el dinero depositado en ellas en vez de ofrecer un rendimiento, algo que ya ha pasado en Bélgica. Esa tasa oficial podría llegar a bajar al -0,5%.

Otra de las medidas que el BCE se plantea con Draghi antes de que sea relevado por Christine Lagarde el 31 de octubre es recuperar su programa de compra de bonos y otros activos, que dio buenos resultados durante la última crisis económico-financiera.

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