Diario de León

El mercado da un aviso a España ante el reto de gestionar el coste de la deuda

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La inflación desbocada ha derivado en un aluvión de subidas de tipos de interés con los bancos centrales de medio mundo dispuestos a hacer lo que sea necesario para frenar la escalada de precios... aunque eso implique llevar a las economías a una recesión. Una situación que supone un reto mayúsculo para los Estados, que pronto tendrán que lidiar con mayores costes para financiar la enorme bolsa de deuda acumulada en los últimos años de lucha contra la pandemia. Es cierto que los fantasmas de una nueva crisis soberana son, de momento, solo un aviso de los inversores. Pero los países con mayores desequilibrios se han puesto en guardia a sabiendas de que las subidas de los tipos implicarán un mayor gasto para pagar los intereses de su deuda, con lo que mantener la confianza de los inversores resulta crucial en este proceso de retirada de estímulos. «El BCE cambia de rumbo y solo acaba de empezar a endurecer su política monetaria. Y esto penaliza a España e Italia», indica Philippe Waechter, jefe de análisis de la gestora Ostrum AM.

En la diana Italia es el país que ahora mismo está en el foco, con una deuda pública que sobrepasa el 150% del PIB, frente al 117,7% en el que la ratio despidió mayo en España, según datos del Banco de España.

Sin embargo, el saldo total en nuestro país se ha disparado 55.760 millones de euros en solo un año hasta los 1,44 billones actuales. Lo que evidencia la vulnerabilidad que aún muestran las cuentas públicas ante estimaciones como las de la Airef, que apuntan a que la carga financiera se elevará en 20.000 millones hasta 2025 con el cambio de ciclo de la política monetaria.

La mayor tensión se ha dejado notar estos días en el mercado secundario, donde se negocian los títulos de deuda. Es cierto que la situación no es comparable a la vivida en 2012, cuando España se financiaba a diez años por encima del 7,2% y la prima de riesgo superaba los 600 puntos básicos. Pero el interés del bono ha llegado a superar esta semana el 3%.

Un brusco repunte del 30% en cuatro sesiones, las que siguieron a la última reunión del BCE en la que el organismo confirmó que en julio acometerá su primera subida de tipos en once años. A principios de 2022, el bono cotizaba en el 0,5%. Este aviso del mercado obligó al BCE a una cita de urgencia para recordar que no permitirá que las primas de riesgo se descontrolen.

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