Enseñanza y negocio

Manuel Castells, poco locuaz durante su mandato ministerial, denunció al presentar el borrador de real decreto que regulará la creación de nuevas universidades y que el Gobierno pretende aprobar en el segundo semestre la excesiva «proliferación de pseudouniversidades» que no reúnen los requisitos cualitativos mínimos y que se han convertido en un oscuro negocio. La nueva norma establece unos requisitos como que las universidades tendrán que ofertar diez títulos de grado, seis de másteres y tres programas de doctorado en, al menos, tres de las cinco grandes ramas de conocimiento. Es obvio que estas condiciones no garantizan la excelencia de la universidad, sino apenas que el ente así dispuesto sea una universidad. Si no se combate la endogamia o se mejora la formación de los docentes, el decreto será requisito necesario pero no suficiente para una mejora real. El ministro Castells piensa que el mercado se ocupará de potenciar los centros de calidad y de abandonar a su suerte a las que no den la talla. Porque la educación fraudulenta no desaparecerá sin un control estricto de la calidad.