Diario de León

A fondo

El campo, las TIC y la logística articulan el futuro modelo económico al que aspira León

La viabilidad y financiación del nuevo sistema productivo exigen superar la debilidad de un tejido empresarial de micronegocios

FERNANDO OTERO

FERNANDO OTERO

León

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La recuperación económica tras la pandemia tiene riesgos y desequilibrios crecientes. La incertidumbre y la parálisis que provoca en las decisiones de inversión parecen haberse instalado en el escenario de previsiones. Sin embargo el futuro adelanta una nueva economía, en cuyas bases León tiene potencial y posibilidades de crecimiento. Si apuesta por el cambio, y es capaz de acceder y aprovechar la financiación que se pone al servicio del mercado postcovid y postcarbono.

La crisis sanitaria ha impactado con fuerza en sectores fundamentales de una economía leonesa volcada en los servicios, y por lo tanto muy dependiente de los ciclos y el consumo, que tanto está costando recuperar tras la sexta ola. La actividad debe virar hacia nuevas actividades, aunque de momento (al menos en el empleo) la recuperación parece ir por los mismos cauces que antes.

►►Campo. En el centro de la campaña electoral autonómica se ha situado el campo. Y precisamente agricultura y ganadería son, además de historia económica, clave en la recuperación provincial. Aunque con graves problemas, como la falta de relevo generacional, que compromete no sólo la viabilidad de las explotaciones, sino la competitividad de los negocios. Porque la tecnificación del campo exige cada vez trabajadores más cualificados. Fundamental es el desarrollo de la industria agroalimentaria, una de las pocas que ha librado el impacto de la pandemia, pero que necesita con urgencia innovación y mayor apertura a las exportaciones. Invertir en investigación para mejorar la producción es urgente, si no la falta de competitividad frenará el crecimiento. Esta industria es además clave para fijar población en el medio rural. Como lo son los grandes proyectos forestales, en los que se empieza a invertir con fuerza. Profesionalización, innovación y gestión sostenible son los pilares sobre los que tiene que crecer uno de los grandes potenciales de la economía leonesa.

►►Tecnologías. Para otro de ellos, que viene ganando peso en los últimos años, el rápido cambio forzado por la pandemia abre de forma definitiva un enorme campo de actividad y empleo. La tecnología está ya presente en todas las actividades, y la I+D en este campo es imparable. Será uno de los principales generadores de empleo y factor de competitividad empresarial, especialmente en campos como la nanotecología, la biotecnología o la robótica, en los que la Universidad de León se ha especializado. Sin embargo, la estructura empresarial leonesa (con abrumadora presencia de micropymes, con grandes limitaciones para cambiar sus sistemas) puede frenar esta revolución tecnológica. En cambio, la necesidad de generar a la vez nuevas soluciones de seguridad impulsará la industria asociada al clúster nacional con sede en León. La extensión de las infraestructuras TIC de calidad en el mundo rural será también determinante para reforzar sectores estratégicos como la agroindustria o la energía.

Logística. Entre los sectores con mayor potencial está la logística, reforzada por el despegue del consumo ‘on line’ durante la pandemia; y tras la instalación de grandes plataformas de distribución para el noroeste en la provincia. Su aportación a la economía leonesa dependerá en gran medida de las inversiones en infraestructuras. Desde las viarias, y ahí la apuesta por el Corredor Atlántico es decisiva; a las industriales, con una oferta de suelo en los polígonos realmente atractiva.

►►Energía. De sectores en liquidación como la minería del carbón o la generación surgen también oportunidades. Actividades vinculadas a la recuperación ambiental (aunque son propuestas a corto plazo, insuficientes) y sobre todo proyectos de futuro para las comarcas afectadas. En este ámbito de actividad la financiación pública es imprescindible. Y se abren dos grandes vías de acceso a fondos europeos: los destinados a la Transición Justa y los de recuperación tras la pandemia. Los proyectos renovables, de eficiencia energética y los que se instalen en las cuencas tienen una oportunidad única. Pero deben ser suficientemente solventes para conseguir la financiación. Es una de las grandes asignaturas pendientes de León.

►►Industria. La actividad industrial no está teniendo suficiente protagonismo en el debate electoral. En el caso de León el histórico estancamiento del sector sólo puede superarse con la implantación de nuevos proyectos, lo que implica el difícil reto de atraer inversión extranjera; pero sobre todo exige la reconversión de las industrias existentes para adaptarse a los nuevos métodos de producción. Las expectativas del sector no son buenas; es necesario identificar las tecnologías críticas en sectores como electrónica, aeroespacial, sanidad, energía y movilidad, los grandes potenciales para impulsar economías de escala.

Es necesario prestar atención a la potente industria farmacéutica y biotecnológica del polo leonés, que depende en gran medida de esa inversión extranjera y de la I+D para mantener su estatus actual.

►►Comercio. En el comercio, actividad estratégica para la economía sobre todo de la capital, la revolución de internet es una realidad ya inaplazable. Aunque parte del negocio tradicional se siga aferrando a las fórmulas de siempre. La supervivencia tras el fuerte impacto de la pandemia depende para la mayoría de los negocios de las estrategias ‘on line’; a no ser que sean comercios con una clientela consolidada. En todo caso es determinante para la supervivencia controlar cargas como el alquiler de los locales.

Servicios sociales y turismo. Las actividades sanitarias y los servicios sociales seguirán siendo básicos en una provincia envejecida, con creciente demanda de cuidados asistenciales. De hecho, empiezan a considerarse ya como un sector económico en sí mismo.

León debe mejorar también su propuesta turística, con una mirada que abarque al conjunto de la provincia, y facilite el acceso a los atractivos repartidos en toda su extensión. La unidad de acción institucional es fundamental.

►►El futuro. El futuro, en fin, de la economía leonesa pasa por superar la debilidad en un tejido empresarial fragmentado, lo que limita no sólo su resiliencia (el nuevo término) sino su capacidad de acceder y rentabilizar la financiación de los fondos europeos.

La provincia desenmaraña sus posibilidades de futuro entre el fin de algunos de sus motores tradicionales (la minería y la generación eléctrica) y la vitalidad de otros no menos históricos (la agroganadería). Busca una solución que haga del envejecimiento un nicho de negocio, y no sólo un problema; mientras sigue sin encontrar la fórmula para retener a sus jóvenes. Navega entre las políticas que han sido incapaces de corregir los desequilibrios territoriales y fijar un escenario de cohesión; sin obviar la falta de pulso interno a la hora de poner en valor o defender en administraciones locales o superiores sus capacidades para crecer en el escenario de la nueva economía.

La baza del campo
El principal problema es la falta de relevo generacional y e l impulso a la I+D en la agroindustria

León arrastra el lastre de no haber sabido arañar respuestas a sus necesidades en una administración autonómica que abarca un enorme territorio marcado por grandes diferencias y desarrollo a muy distintas velocidades. Mucho menos lo ha conseguido en un escenario nacional que impulsa ejes de crecimiento que miran de refilón al noroeste aislado. No es nuevo, ya pasó con los planes de desarrollo de mediados del siglo pasado. Y de aquellas políticas, y las que les han seguido, estos territorios arrinconados, despoblados, envejecidos y empobrecidos.

Inversión extranjera
De ella depende en parte el polo farmacéutico, pero también el impulso a los proyectos industriales

Editorial:   

   Apuesta por la transformación económica

 

El nuevo camino

En este escenario, con las secuelas de la Gran Recesión y la crisis pandémica, León pugna por encontrar el camino para poner en valor sus potenciales. Tiene que hacerlo en un entorno de renovadas exigencias y oportunidades, librándose del lastre de intentos como la reciente Mesa por León, que en la práctica se traduce en un nuevo vacío en el que la provincia no puede hundirse.

León debe sacudirse la carga del pasado, aunque sea reciente, y enarbolar la reivindicación, pero también la unidad y el esfuerzo interno para labrar su futuro. Para retener a las nuevas generaciones de jóvenes formados en la excelencia y las profesiones del futuro. La fuerza tiene que salir de dentro para ser capaces de exigir y conseguir fuera. La provincia vive un momento que ha cerrado puertas, pero abre nuevas oportunidades. Tiene que saber aprovecharlas.

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