Diario de León

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La larga marcha de las mujeres en el hemiciclo

León ha enviado a 32 mujeres a las Cortes de CyL, el 39% del total de procuradores electos en la provincia, diez puntos más que la media

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León

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Las mujeres han ocupado el 29,6% de los escaños de las Cortes de Castilla y León desde su creación en 1983 con un hito, alcanzar la paridad 50%-50% en la legislatura 2015-2019, pero también episodios vividos por parlamentarias que hoy causarían estupor.

El parlamento echó a andar con una mayoría aplastante de hombres en Fuensaldaña, en 1983. León ha llevado al hemiciclo un total de 32 mujeres, de las cuales 18 son del PSOE, 10 del PP, 2 de UPL, una de Unidas Podemos y una de Ciudadanos. Son el 39% de los 81 procuradores que han pasado por el hemiciclo.

Tan solo tres mujeres pisaron el castillo como procuradoras en sus inicios. La leonesa Concepción Puente González, la vallisoletana María Rosario Peñalva y la palentina Aurora Merchán pisaron el hemiciclo de Fuensaldaña, primera sede de la asamblea autonómica. «Fui con mucha alegría a participar en la formación de la autonomía», rememora la leonesa, que había iniciado su carrera política como teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Boñar en 1979.

Puente fue la última procuradora en ser elegida en la lista del Partido Socialista en León, el único que desde el principio ha tenido representación femenina en las Cortes de Castilla y León. «Éramos muy pocas mujeres en la política. Rompimos moldes pero tuvimos que escuchar cosas como ‘mujer casada, con hijos y política, no’», comenta.

«La política era cosa de hombres», concluye. Y todavía hoy no se ha alcanzado el liderazgo que corresponde a las mujeres, en opinión de esta mujer que, a sus 74 años, jubilada como cocinera de la Diputación. «En las cabezas de lista no aparecen mujeres, no hay reconocimiento y personas muy válidas han quedado atrás». Y eso que, a nivel de partido, su experiencia le dice que «las mujeres trabajan mucho más».

De las 100 candidaturas que concurren a las elecciones del 13-F en Castilla y León tan solo 22 están encabezadas por mujeres. León, Soria y Zamora, con cuatro cabezas de lista femeninas, son las que más aportan. Nuria Rubio, que repite por el PSOE; Ana Carlota Amigo, por Ciudadanos; María Natividad Franco Natal, del Pacma y Manuela Iglesias Carreño, por el Prepal son las cuatro mujeres en primera línea de las 11 candidaturas que concurren en la provincia de León. Por ley, todas son listas paritarias, aunque la representación de féminas bascula entre la lista cremallera del PSOE, Unidas Podemos y del Pacma y la de Vox que cumple con los tres primeros puestos ocupados por hombres y los cinco siguientes por mujeres.

La primera mujer en representación del Partido Popular en las Cortes autonómicas por la provincia de León fue María Dolores Otero en la tercera legislatura. Apenas retuvo el acta por cinco meses. El 26 de noviembre de 1991 renunció y se incorporó al Gabinete de Presidencia como directora adjunta. «Me pidió Juanjo Lucas que se lo dejara a uno del Bierzo, Jesús Abad y a la Valladolid también se lo pidieron para que entrara un hombre», puntualiza Otero. Lo acordaron en una comida en la «que estuvo de testigo Javier León de la Riva». Asegura que le ofrecieron una dirección general de Relaciones Institucionales, que rechazó porque «tenía a mi madre en silla de ruedas y no podía andar viajando por la Comunidad» y se quedó como directora adjunta del Gabinete de Presidencia hasta el fin de la legislatura. Fue el final de su carrera política.

De las 32 mujeres que León ha llevado a las Cortes autonómicas, siete repitieron más de una legislatura. Inmaculada Larrauri, por el Partido Socialista, y Mar González Pereda, del PP, lo hicieron por tres periodos parlamentarios, doce años. Victorina Alonso y Ángela Marqués, del PSOE; Natividad Cordero, Isabel Carrasco y Ana Rosa Sopeña, del PP, lo hicieron por dos. 

Inmaculada Larrauri fue la primera leonesa que ocupó un puesto en la Mesa de las Cortes, en 2008. Esta enfermera ya jubilada recuerda que llegó «un poco de casualidad» a las Cortes en la legislatura 1995-1999. «Sentí el peso de las miradas sobre mí», confiesa. «En aquellos tiempos la cuota fue determinante y entré gracias al empuje de Zapatero. También me sentí muy respaldada por Jaime González y Ángel Villalba», comenta. Su primera iniciativa fue la defensa del Alfolí de Boñar, que acabó derribado. En su segunda legislatura le dieron el premio Hemicisco dedicado a las parlamentarias autonómicas y en la tercera fue elegida para la Mesa de las Cortes. «Siempre se pensaba en hombres para los cargos, desde la izquierda se presionaba para que entraran mujeres pero nos incorporamos más tarde y éramos menos», subraya.

Otro escollo que ha visto y vivido para un mayor liderazgo femenino en el Parlamento es que «ellos dejaban las mujeres y los niños en casa para viajar, y nosotras nos teníamos que multiplicar». «Me dejé muchos pelos en la gatera», comenta. Todavía hoy, lamenta, «los hombres siguen ocupando los espacios porque son los que disponen de más tiempo».

En las Cortes comprobó que «nadie está contento en Castilla y León, yo creo que por los 35 años de Gobierno del PP. Si la autovía León-Valladolid se hubiera hecho antes estaríamos mejor vertebrados», señala. También comprobó que «Castilla y León es muy grande y los de León nos miramos mucho el ombligo».

Ahora dedica ahora su tiempo a la familia —«he descubierto que hay otra vida»— y al activismo feminista: «Si no estamos donde hay poder, el poder decide por nosotras», sentencia.

 

Procuradoras

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Ana Rosa Sopeña, del PP, repitió dos legislaturas alternadas. «No noté ninguna diferencia entre ser hombre y ser mujer», comenta. Que no haya aún un liderazgo femenino que haya generado aspirantes a la presidencia en Castilla y León «quiero pensar que es porque no han surgido las personas, no porque haya un techo», señala. Sopeña, que también ha sido alcaldesa de Benavides de Órbigo, señala que las mujeres marcan una diferencia con los hombres en política: «Somos más resolutivas y tenemos más claros los conceptos, pero a veces no damos pasos porque nos pesa la familia y voluntariamente no tomamos decisiones, no nos arriesgamos a luchar más por las cosas», apunta.

Sopeña fue procuradora en las legislaturas de 2007 a 2011 y de 2015 a 2019. Presidió la comisión de Presidencia, un puesto que ve como poco lucido, aunque en su etapa última se aprobó la Ley de Transparencia. «Fue una etapa muy buena, intentando defender siempre los intereses de León, pero las cosas en política van despacio».

Conchi Farto fue la primera mujer entrar en las Cortes por la UPL y la primera en ser portavoz aunque, por imperativo de la Mesa de las Cortes, tuvo que compartirla con su compañero de filas, Joaquín Otero. Era el año 1995 y el partido leonesista obtuvo dos escaños en su estreno autonómica. Una sorpresa que se convirtió en un calvario para la número 1. «Le habían ofrecido el puesto a otros (Luis Herrero y David Gustavo) pero nadie quería porque no se cobraba casi nada», apunta por teléfono desde Madrid, donde vive desde que dejó la política.

«Fue muy duro. El trato que se me dio fue por ser mujer en un momento en que la mujer no estaba valorada. Por ser mujer se me hizo el cambalache de la portavocía en alternancia con Joaquín Otero». Decir no, asegura, le costó irse como independiente. «Aguanté muchos calificativos soeces en la prensa. Un periodista llegó a escribir: «Así como hemos oído hablar del conejo de la Loren, o del baúl de la Píquer, (…) ahora habrá que dejar un espacio para el ‘cangrejo’ de la Farto y en las Cortes de Fuesaldaña aparecieron las pintadas de Farto puta», relata.

Sintió el apoyo de algunas mujeres como la popular Isabel Jiménez y la socialista Inmaculada Larrauri, aunque más en privado que en público. «Una de las personas que más me atacó, en cambio, fue Isabel Carrasco, que era un lobo para las mujeres

A pesar de lo vivido, «no me arrepiento. Las que llegamos, llegamos porque valíamos y trabajábamos. A mí me ha salvado siempre ser trabajadora», dice. Totalmente contraria a las cuotas, señala que una de las cosas que le sorprendió en el hemiciclo fue «una procuradora del PP que agradeció a su portavoz que le dejara hablar». «Yo no soy feminista», declara sin que se le pregunte. «El problema es que en los partidos o haces lo que te dicen, o te vas a casa y eso lo sufren igual hombres que mujeres», apostilla.

«Yo tuve la gran ventaja de tener que pensar por mí misma. Aunque, hiciera lo que hiciera, todo lo hacía mal», aclara. Confiesa que, con el paso del tiempo y la experiencia que ha adquirido en el despacho jurídico del que es socia en Madrid, «ahora sé que la gestión es otra cosa». La tentaron tanto el PP como el PSOE, asegura, pero «a todos les dije que al acabar la legislatura hablaríamos».

Lorena González, la berciana que llegó a las Cortes con Podemos en 2015, vivió la legislatura de la paridad. «El parlamento fue paritario pero la igualdad real no es 50-50», subraya. «Habría que analizar qué responsabilidades ostentaban las mujeres», añade. Su grupo estuvo presidido por una mujer, si bien la portavocía era y es de Pablo Fernández.

González recuerda la «actitud paternalista, exacerbada por mi juventud» a la hora de negociar con los portavoces de otros grupos la PNL sobre Fondos Miner. «El gesto de sus caras me decía que no me tomaban en serio, si es un hombre el que lleva la negociación es relevante, si no, no tiene la misma enjundia», lamenta. La sacó adelante, «aunque no sirvió para nada».

La dificultad para sacar propuestas de igualdad la experimentó en carne propia cuando propuso que se incrementara la presencia de mujeres relevantes en los libros de texto y una procuradora del PP respondió que «si la bombilla la inventó un hombre no podemos decir que la inventó una mujer».

Ana Carlota Amigo, que repite como número 1 por Ciudadanos, tuvo una corta pero intensa experiencia parlamentaria en la última legislatura. «De lo que más orgullosa me siento es del debate de la ley LGTBI de Castilla y León, que defendí y salió adelante aunque se ha quedado colgada porque se acabó la legislatura», puntualiza.

Estuvo un año escaso en el escaño antes de pasar a ocupar la cartera de empleo. «La sorpresa que me llevé es que después de más de 30 años de parlamento fui la primera portavoz de grupo parlamentario. Había habido una de Zamora que estuvo dos meses», señala.

«Esto demuestra que tienen que cambiar muchas cosas en política. Los máximos representantes a nivel social, como el Consejo Económico y Social, y el Procurador del Común son hombres, las 14 cámaras de Comercio de Castilla y León todas presididas por hombres...», comenta. Por no hablar de que ninguna mujer aspira a la presidencia en estas elecciones.

Las mujeres repiten menos en las candidaturas y los escaños que los hombres. De los 18 procuradores que han ocupado el escaño durante cinco legislaturas, dos son mujeres: Ana Sánchez, del PSOE por Zamora, y María del Carmen de Luis Heras, del PP por Zamora. Ninguna mujer a ha llegado a las seis legislaturas de Merino, Herrera y el actual portavoz del PP, Raúl de la Hoz, ni mucho menos a las siete de José Manuel Fernández Santiago.

Smara Morala se estrenó en la política en la que ha resultado ser la legislatura más corta de la historia de Castilla y León y no repite. «No es que no quisiera entrar, tienen que entrar otros. Además soy madre sola (por elección), con dos niños mellizos que van a cumplir cinco años y creo que me necesitan más y me acabo de meter en un negocio de complementos». No cierra la puerta a nada. «Ha sido un honor, el parlamento no paró durante el covid y se trabajó muy duro». 

Las líneas de ayuda financiera y formación para mujeres de la Consejería de Agricultura es la iniciativa que más destaca y la que lamenta que no saliera adelante fue el reconocimiento como familias numerosas a las familias monoparentales con dos hijos de no viudas o no separadas que defendió en el hemiciclo en noviembre de 2019. 

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