Diario de León

El León que aconseja «llorar por vosotros y por vuestros hijos»

Por si no bastaba con el garbo de los niños que agitaron banderas por León, en el regreso de la gente leonesa a la calle de la lucha se elevaron consignas a favor de la autonomía. El himno a León rompió el límite de decibelios en la plaza de la Catedral, a pesar del listón alto que dejó en el ambiente el estruendo a ritmo de Queen y ‘The final countdown’, de Europe

Reivindicación educativa en la marcha.

Reivindicación educativa en la marcha.

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El León que prefiere no colocar todo los huevos en la cesta de la fe, sacó ayer la esperanza a relucir. Otra vez a pasear las urgencias, entre banderas, pancartas y tambores; y banderas. La bandera de León lo aguanta todo. Como atuendo a juego con la chaquetina, por si refresca, o como complemento en plan fular; como capa de super héroe, con otras urgencias cargadas a la cuenta pendiente. A la lucha «del sindicalismo de clase unido» que aclamaron los convocantes en la plaza de la Catedral se unieron colectivos que no pueden disimular el apuro. La montaña central, el Movimiento de estudiantes, el Conceyu, organizaciones agrarias, plataformas ciudadanas que tienen cuentas particulares con las administraciones. A la movilización por el futuro de León no faltó el colectivo que reivindica el tren, metáfora adecuada para el pleito que se ventilaba en la movilización. A la hora justa; quince minutos antes de la cita, cuando se contaban una docena de banderas de León en la explanada de San Marcos, se anunciaba un fracaso. Cinco minutos después de las ocho, al estallido de la traza que lanza a la masa, no había viento suficiente para acabar con el barullo. El viento sopló a favor de la convocatoria, para gloria de las banderas ante la Catedral, en otro momento que se ofreció para los anales del León que sale a la calle para clamar por su futuro. «León, si no luchas nadie te escucha». La persistencia de la cabecera de la marcha fue lluvia fina para la muchedumbre que siguió el recorrido de la protesta. Miles de personas en las calles de León es una excepción; si esos miles van en la misma dirección, es un milagro. Camino de ese fenómeno se encontraron por miles los leoneses que se agarraron banderas para expresas su esperanza. «Ante la miseria, por la soberanía», apuraban en la trasera de la marcha; por la autonomía de León, gritaron desahogados en el jaleo del discurso final. En otro momento íntimo, en la letra pequeña de la protesta, la paradoja: «Explotadores y explotados no estamos del mismo lado». Es posible en una tarde como la de ayer; con partidos políticos de todo signo y condición, sindicales y patronales en la misma vía. Entre banderas, entre niños y grandes, que lloran por León, mientras León aconseja «llorar por vosotros».

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