Diario de León

Las 72 horas en las que se resolvió el pulso entre Sánchez e Iglesias por los PGE

El líder de Podemos arrancó al PSOE la reforma de los alquileres en el último minuto pese a las reticencias de Calviño

Pedro Sánchez, ayer, en la entrega del Premio Nacional de Arquitectura. BORJA PUIG DE LA BELLACASA

Pedro Sánchez, ayer, en la entrega del Premio Nacional de Arquitectura. BORJA PUIG DE LA BELLACASA

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No han pasado ni doce horas desde que el país entrara en el cuarto estado de alarma desde que se restauró la democracia (el tercero de 2020) pero otro asunto urgente reclama la atención del Gobierno. Se trata de la aprobación del proyecto de los Presupuestos de 2021, de los que dependen la estabilidad de la legislatura y el destino de los 140.000 millones de euros de los fondos de ayuda europeos.

La mañana avanza entre llamadas y mensajes de Whatsapp que circulan entre el Ministerio de Hacienda, la Vicepresidencia Segunda y la Moncloa, que no consiguen salvar el principal escollo entre ambas formaciones: la regulación del precio de los alquileres. Un asunto que los socialistas quieren abordar más adelante, cuando la los efectos de la pandemia remitan, pero que el vicepresidente segundo considera crucial y urgente para desbloquear el borrador. Necesita dejar huella. La cuestión no forma parte de los Presupuestos desde el punto de vista técnico pero Iglesias está dispuesto a forzar incluso un Consejo de Ministros extraordinario el viernes siguiente para ganar tiempo en las negociaciones, una postura que, a partir de las cinco de la tarde y sin novedades por parte del PSOE, se acaba convirtiendo en un «todo o nada» en las llamadas que se cruzan la Presidencia y la Vicepresidencia Segunda conforme llega la noche. A lo largo la semana anterior Unidas Podemos había presionado al PSOE a través del Sindicado de Inquilinos y de los partidos que forman el llamado bloque de la investidura, Esquerra Republicana, EH Bildu, Compromís, Más País, BNG y la CUP. El PNV se queda fuera de esa batalla.

Este movimiento en el tablero se plasma con la firma de un manifiesto que tiene un doble objetivo político: ofrecer al PSOE como contrapartida los apoyos de estas formaciones a la aprobación de las cuentas en el Congreso y , a su vez, desplazar a Ciudadanos de la órbita de la negociación.

En medio de ese ambiente, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero (por la parte socialista), y el secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Alvarez (de Unidas Podemos), se reúnen el viernes por la tarde para cerrar el contenido de los Presupuestos. El sábado por la mañana el texto definitivo está redactado y Alvarez llama a Iglesias para pedirle su aprobación, pero también le traslada que el PSOE «no tiene intención de avanzar en la reforma del alquiler». El líder morado acepta dar el borrador por bueno para centrarse en la ofensiva por la vivienda.

Paralelamente, el ministro de Transportes y uno de los hombres de confianza de Pedro Sánchez, José Luis Abalos, toma la iniciativa y telefonea a la secretaria de Estado de Agenda 2030, Ione Belarra, figura clave en la estructura de Unidas Podemos. Abalos propone zanjar el asunto por el momento a cambio de que la regulación de la ley de vivienda, que prepara su departamento, incluya la reforma del precio de los alquileres y asegura a Belarra que su texto estaría listo para principios de 2021.

La oferta es acogida con recelo. En Unidas Podemos son conscientes de que, una vez aprobados los Presupuestos «será más complicado sacar adelante esta reforma», ya que algunas voces dentro del Gobierno, como la ministra de Economía, Nadia Calviño, no ven con buenos ojos la medida. Por eso Belarra pide a Abalos pactar unos criterios que garanticen el cumplimiento de esta promesa.

Desde Podemos preguntan al PSOE si son «conscientes» de que están «cerrando una convocatoria sobre un asunto que aún está sin finiquitar». Pero el día avanza sin novedad y a las cinco de la tarde la ministra de Igualdad, Irene Montero, toma el relevo de Belarra y llama a Abalos, que ya tiene la autorización de Sánchez para llegar a un compromiso en la regulación de los alquileres. El presidente habla con su jefe de gabinete, Iván Redondo, y ambos optan por «mantener tranquilo» a su socio de coalición en aras de garantizar que la legislatura no se desmadre.

Con el escollo salvado, la conversación definitiva que sella el acuerdo llega a las 21.30 horas entre los protagonistas de la negociación, Montero y Alvarez.

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