Albares viaja este viernes a Rabat huérfano de apoyo en el Congreso
Tras la convulsión política que ha ocasionado el apoyo del Gobierno al plan marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental, el objetivo ahora de Pedro Sánchez pasa por avanzar en la «hoja de ruta clara y ambiciosa» que el Ejecutivo asegura estar construyendo con el país vecino. Por ello, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, viajará este viernes 1 de abril hasta Rabat. Allí intentará que, como primeros hechos consumados de esta «nueva relación», se «normalice por completo» las conexiones entre ambos países y se reanude la importante Operación Paso del Estrecho» de cara a los periodos estivales. También se encargará de preparar la visita que posteriormente realice el presidente del Gobierno.
Así lo anticipó Albares en su comparencia en la comisión de Asuntos Exteriores del pasado miércoles en la Cámara baja, donde el resto de grupos le advirtieron que emprenderá dicho viaje sin contar con el apoyo de ninguno de ellos. De hecho, el enojo que en el mapa político han generado las formas del Ejecutivo ha provocado que incluso dos de los socios que conforman la denominada mayoría de investidra por la que hoy Sánchez es presidente, ERC y Bildu, registrasen al día siguiente en la Cámara baja una proposición para obligar a retratarse sobre la autodeterminación del Sáhara al resto de grupos, incluido el PSOE. Albares viajará a Marruecos antes de que se produzca ese debate y antes, también, del Ramadán.
Ahora la diplomacia española se enfrenta a la segunda parte del «plan»: apaciguar el «esperado» enfado de Argelia, que, tras el volantazo de la posición española, llamó el sábado a consultas a su embajador en Madrid, Said Musi.
La decisión de Argelia de retirar temporalmente a su más alto representante en Madrid no ha provocado, ni mucho menos, un terremoto ni en Moncloa ni en Exteriores. En el Gobierno reconocen que no sabían cuál iba a ser la «reacción exacta» del Ejecutivo de Argel a la determinación del presidente, Pedro Sánchez.