Diario de León

Las alianzas de PP y Cs resisten a la ruptura de Casado e Inés Arrimadas

Dirigentes autonómicos y municipales se aíslan de lo ocurrido y garantizan sus pactos

El alcade de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y la vicealcaldesa, Begoña Villacís. BALLESTEROS

El alcade de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y la vicealcaldesa, Begoña Villacís. BALLESTEROS

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El ambiente estaba enrarecido en la relación entre el PP y Ciudadanos desde que Inés Arrimadas aprovechó el estallido de la pandemia para levantar el veto al PSOE y alejarse de la foto de Colón. Desde ambas formaciones se negó entonces que hubiera fricciones pero la confianza entre Pablo Casado y la líder liberal había comenzado a resquebrajarse. Un año después, ya no queda nada de la «excelente» relación personal de la que ambos presumían en público y su divorcio, que ha derivado en un duro cruce de reproches y acusaciones mutuas de «traición», es un hecho.

La ruptura la desencadenó la decisión del partido naranja de presentar una moción de censura junto al PSOE en Murcia para desbancar al PP —hasta ese mismo momento su socio de gobierno—, del Ejecutivo autonómico. Un giro inesperado que descolocó a la dirección nacional del PP, que contraatacó dando vía libre a Isabel Díaz Ayuso para presionar el botón rojo y convocar elecciones anticipadas en la Comunidad de Madrid. En Génova no ocultan que parte de su estrategia pasa por comerse a Ciudadanos. De hecho, mantienen, que las puertas de la formación están abiertas para dirigentes, militantes y votantes naranjas que estén desilusionados por el rumbo del partido.

Pero, pese a que la relación entre Casado y Arrimadas ha alcanzado el punto de no retorno, las dos formaciones intentan ceñir el enfrentamiento a estos dos territorios para salvar del cataclismo las alianzas tejidas por toda España tras las elecciones autonómicas y municipales de 2019, que tuvieron una única excepción en Castilla-La Mancha, donde Ciudadanos prefirió pactar con el PSOE en 23 municipios.

Tranquilidad en Andalucía

En Andalucía, Juanma Moreno, y su vicepresidente de Cs Juan Marín se apresuraron a afianzar su pacto de gobierno y llamar a la «tranquilidad».

Su intención es seguir adelante y tratar de llegar hasta el final de la legislatura, en 2022, pese a que Vox aprieta y puede retirar definitivamente su apoyo a la coalición. «Andalucía es un oasis de estabilidad», insistió Moreno, que recibió la llamada de Arrimadas tras la operación murciana para garantizarle que su partido le seguía apoyando y que no había ninguna conversación para promover una moción de censura en la comunidad. Una estabilidad que también reina en los consistorios de Granada, Almería o Linares donde ambas formaciones gobiernan juntos.

El mismo clima se respira en Castilla y León, donde Alfonso Fernández Mañueco y Francisco Igea han garantizado la continuidad del Gobierno autonómico y consideran que es lo «serio, responsable, coherente y consecuente» conforme al pacto que suscribieron en su día. Ambos dirigentes ya han capeado una moción de censura, que intentó llevarse por delante, sin éxito, su alianza pero que, en cambio, sí consiguió desgastar al grupo de Ciudadanos en las Cortes, que vio como su portavoz adjunta renunciaba y se integraba como no adscrita.

Además del Ejecutivo autonómico, conservadores y liberales también pactaron para gobernar en las diputaciones de Avila, Burgos, Segovia y Soria, o en Zamora, donde el único diputado naranja es el presidente, junto al PP. Los dirigentes de ambos partidos en todas estas diputaciones han destacado la «estabilidad» de las coaliciones, que han descartado romper.

En Madrid, José Luis Martínez-Almeida y la vicealcaldesa Begoña Villacís cerraron filas tras el adelanto electoral en la Comunidad, dando por salvada, al menos de momento, la unidad en el Gobierno de coalición municipal. Ambos políticos han apuntalado la «confianza» sobre la que los dos partidos acordaron en 2019 unirse para que los populares recuperaran el consistorio.

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