Diario de León

Aragonès corta de raíz el coqueteo del secesionismo con la Rusia de Putin

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El independentismo jugó con fuego durante el ‘procés’. Lo hizo saltándose las leyes y poniendo en riesgo la convivencia. Y en este vale todo, que los líderes nacionalistas justificaban por la existencia de un fin superior como era la separación de Cataluña del resto de España, hasta jugaron la carta de llamar a la puerta del Kremlin.

Buscaban una potencia exterior que reconociera una eventual Cataluña independiente. Viendo que en la UE y EEUU no había nada que hacer, el entorno de Puigdemont coqueteó con la Rusia de Putin, le rió las gracias —lo sigue haciendo— cuando su ministro de Exteriores atacó a Josep Borrell a cuenta del caso catalán y no le importó situar a Cataluña lejos del consenso europeísta y atlantista del catalanismo clásico.

Tras la invasión rusa de Ucrania y el estallido de la guerra, el actual presidente de la Generalitat trata de corregir de urgencia la posición de sus dos antecesores.

Pere Aragonès proclama a los cuatro vientos que Cataluña está incondicionalmente con Ucrania, califica la invasión como una «violación del derecho internacional», ha apoyado el envío de armas por parte del Gobierno español y ha escenificado que los socios de Cataluña están en la UE.

Flirteos con Putin ha habido y muchos. Informes de inteligencia aseguraron que Josep Lluís Alay, estrecho colaborador de Carles Puigdemont, viajó a Moscú en el año 2019 para buscar el apoyo de Rusia a la independencia de Cataluña. Según publicó ‘The New York Times’, Alay, que es el jefe de la oficina que tiene Puigdemont, se reunió en Rusia con funcionarios rusos, exagentes de inteligencia y con el nieto de un espía del KGB. El objetivo era garantizar la ayuda rusa para lograr la independencia.

Tras las visitas de Alay a Rusia estallaron las protestas en Cataluña contra la sentencia del ‘procés’. La más multitudinaria fue la de Tsunami Democrático. El diario neoyorquino apuntó que pudieron estar detrás los servicios secretos rusos como parte de una estrategia de desestabilización en occidente. La Policía española informó que agentes de un grupo militar especializado de inteligencia rusa, que ha sido relacionado con intentos de golpes de Estado, estuvieron en Cataluña en octubre de 2017.

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